EL LLAMAMIENTO DE LEVÍ


“Después de estas cosas salió, y vio a un publicano llamado Leví, sentado al banco de los tributos públicos, y le dijo: Sígueme. Y dejándolo todo, se levantó y le siguió” Lucas 5:27-28


Junto con mi esposa, tuvimos la oportunidad de ser invitados por una amiga a una comida, en la cual, ella nos presentaría a dos de sus amigas más cercanas, de nacionalidad japonesa. Cuando llegamos a la reunión ya estaban las dos japonesas; pero, nuestra amiga en común, aún no llegaba. 

Dios puso en mi corazón compartirles el evangelio a las dos japonesas y ellas escucharon con atención la historia de cómo Jesús había mostrado Su amor para darnos la salvación y el perdón de pecados. En ese mismo momento, ambas decidieron recibir a Cristo en su corazón y después de haberles dado la seguridad de su salvación, estaban tan contentas, que comenzaron a hacer una lista de a quienes les compartirían la bendición que ellas habían recibido ese día. 


¡Qué hermosa reacción de presentar a Cristo a su familia y amigos! Esto es muy similar a la historia que estudiaremos en esta reflexión acerca del llamamiento de Leví.


I. MATEO SENTADO AL BANCO DE LOS TRIBUTOS PÚBLICOS. “vio a un publicano llamado Leví, sentado al banco de los tributos públicos” (Lucas 5:27). Acá encontramos tres datos importantes:


  1. Era un publicano, la palabra en griego es “telones” que significa publicano; en Lucas 19:2 se utiliza la palabra “Arquitelones” para referirse a Zaqueo, y se traduce como “jefe de los publicanos”; es decir, que en este caso, Leví o Mateo era un publicano de menor rango que tenía a quien rendir cuentas.
  2. Por su nombre, sabemos que era Judío; los publicanos eran judíos ricos que facilitaban el trabajo a los romanos de recolectar los impuestos, los cuales, resultaban ser muy insultantes para los judíos, porque era una evidencia de su sumisión a Roma. Estos publicanos aprovechaban la situación y le pagaban al gobierno romano una cantidad de dinero estimada por una zona y luego, ellos se encargaban de cobrar el impuesto. Todo lo que recogían era de ellos, así sacaban muchas ganancias.
  3. Estaba sentado en el banco de los tributos públicos; era su oficina de recolección de impuestos. Estar sentado, da a entender que estaba muy definido en lo que hacía. Mateo era una persona estable, tenía éxito económico, vivía bien y aparentemente no necesitaba nada; pero, tenía una muy mala imagen ante sus compatriotas judíos, era detestado; la sociedad los aislaba, y era considerado un traidor a Israel. Según el texto, Jesús dijo que él era un pecador y que estaba enfermo. Este hombre tenía éxito material y rechazo social, pero reconocía que había una necesidad espiritual en él que Jesús podía llenar. Este hombre, aunque lo tenía todo, sabía que había algo que le hacía falta; por lo cual, no era completamente feliz. 


¡El dinero no lo es todo!, el bienestar material es incapaz de ofrecer paz espiritual y armonía con Dios; ¡los que están conscientes de esto, están muy cerca de Dios como Leví!


II. MATEO CAMINANDO CON JESÚS. “y le dijo: Sígueme. Y dejándolo todo, se levantó y le siguió” (Lucas 5:27-28). Una de las preguntas que surgen es: ¿por qué llamó a Leví, si todavía no era creyente? (v. 32); bueno, la respuesta está en la palabra “sígueme”, que significa acompañar, específicamente como discípulo. De alguna manera, Mateo había conocido el ministerio de Jesús y estaba consciente de la necesidad que había en su corazón; pero, por otro lado, Jesús conociendo el corazón de los hombres, sabía que su corazón estaba preparado para ser un seguidor de Él, aunque fuera un publicano.


Si analizamos a Sus discípulos, éstos no fueron escogidos por sus dotes de santidad o porque eran muy espirituales; hasta el mismo Juan, que llegó a ser llamado “el discípulo amado”, antes era llamado “hijo del trueno”, debido por su carácter. ¡Él los llamó por lo que podían llegar a ser y no por lo que eran!; así es con nosotros, podemos llegar a ser grandes hijos de Dios, aun cuando nos llamó, no éramos nadie. La misma invitación nos ha hecho a nosotros: “SÍGUEME”, “quiero que vengas y seas Mi discípulo”, “quiero que seas Mi seguidor”. 


¡Él no nos llamó para que creyéramos en Él y nos sentáramos en una banca los días domingos!, sino, para que estemos con Él todos los días de nuestra vida como fieles seguidores.

La respuesta de Mateo fue de acción: “Y dejándolo todo, se levantó y le siguió”. La palabra “dejar” significa dejar atrás o abandonar, de manera que él está renunciando a su trabajo, su fuente de ingresos y el futuro de su vida; la verdad, es que no se podía ser publicano y a la vez ser seguidor de Jesús; Mateo sabía que tenía que tomar esa decisión y convertirse en un verdadero discípulo de Jesús.

 

¿Qué cosas tienes que dejar tú para convertirte en un verdadero seguidor de Jesús?; no sólo un creyente promedio, sino, uno que está siendo transformado y que sigue a Jesús porque lo ama. Mateo estuvo dispuesto a dejar lo que más amaba. 


¿Qué te está pidiendo Dios que dejes para seguirle como debe de ser?; ¿cuál será tu respuesta?, permite que el Espíritu Santo te guíe en esta decisión.


III. MATEO SENTADO CON JESÚS. “Y Leví le hizo gran banquete en su casa; y había mucha compañía de publicanos y de otros que estaban a la mesa con ellos” (Lucas 5:29). Mateo invitó a Jesús a su casa, y aunque en todo este relato no se registra ninguna expresión de Mateo, pero sí se describe lo que hizo; el hecho de invitar a Jesús a su casa, da a entender que estaba feliz de estar en comunión con Dios y que no se avergonzaba de la decisión que había tomado; que quería que todos sus amigos publicanos y a lo mejor, hasta sus jefes estaban invitados, para que todos sus compañeros supieran de Jesús y tuvieran la oportunidad de creer en Él. ¡Qué ejemplo más claro de lo que nosotros debemos de hacer!, de traer a nuestros amigos delante de Jesús. Me imagino que ese día hubo varias conversiones y fue toda una fiesta espiritual que llenó los corazones de gozo.


Ignorando por completo el milagro de la conversión que estaba sucediendo, guiados por sus prejuicios sociales y religiosos, y porque su orgullo no les permitió creer en Jesús, los escribas y fariseos lejos de sumarse a la fiesta, lo criticaron: “Y los escribas y los fariseos murmuraban contra los discípulos, diciendo: ¿Por qué coméis y bebéis con publicanos y pecadores?” (Lucas 5:30); Jesús les dijo: “…Los que están sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos. No he venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento” (Lucas 5:31-32).

Existen muchos cristianos que creen que están bien y no necesitan de Jesús, y en una reflexión como ésta no se sienten aludidos; no se percatan que Dios les está haciendo un llamado a la comunión con Él, pero, que antes deben apartarse de aquellas cosas que están consintiendo en su vida, las cuales, no le agradan a Dios. 


¡Dios te guíe y te permita evaluar tu vida, para que también tú tengas una fiesta espiritual como la tuvo Mateo!


Pastor Nelson Reynaldo Pérez

Director Gral. Cinco E Internacional

www.cincoe.org






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