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Mostrando entradas de diciembre, 2020

¿CÓMO FUE QUE EL APÓSTOL PEDRO CAMBIÓ SU CARÁCTER?

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“Vosotros también, poniendo toda diligencia por esto mismo, añadid a vuestra fe virtud; a la virtud, conocimiento; al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, paciencia; a la paciencia, piedad; a la piedad, afecto fraternal; y al afect o fraternal, amor” 2 Pedro 1:5-7   ¡ Todos sabemos que ,  cuando llegamos a Cristo ,  nuestras vidas son transformadas !   H ay cambios evidentes cuando  se trata de  una verdadera conversión, así mismo ,  tenemos en L a  B iblia , ejemplos de  personas que cambiaron su caráct er cuando conocieron a Jesús . U no de ellos es Pedro ,  el apóstol ; en L a  B iblia ,  se describe como un pescador impulsivo y emotivo.   Pedro h izo y dijo algunas cosas que nosotros no estaríamos dispuestos a hacer  ni  decir ;   cosas tales como ,   c uando aprehendieron al Señor Jesús ,  Pedro le cort ó  la oreja a  Malco .    Pedro decía las cosas sin meditarlas ,  como cuando le dijo a Jesús:  “ Señor, dispuesto estoy a ir contigo no sólo a la cárcel, sino también

LA RESPONSABILIDAD SOCIAL DEL CRISTIANO

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  “Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal se desvaneciere, ¿con qué será salada? No sirve más para nada, sino para ser echada fuera y hollada por los hombres.   Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder” Mateo 5:13-14     Muchas organizaciones cristianas, dicen que, “los evangélicos estamos tan motivados hablando de una vida futura para las personas, que se nos olvida la vida presente”; también expresan que, “por estar hablando de cosas espirituales, le estamos dando la espalda a las necesidades materiales de la sociedad”.      Esos conceptos, están muy de la mano con la expresión famosa de Karl Marx, que fue un filósofo y revolucionario socialista alemán,   de origen judío; él fue el propulsor del materialismo dialéctico quien dijo: “La religión es el opio de los pueblos”.      Estas expresiones, ponen a los creyentes en una posición tal, que no son útiles a la sociedad, o como el filósofo español Ortega y Gasset le llama: “el h

PIDE A DIOS UN CORAZÓN LIMPIO

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  “Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, Y renueva un espíritu recto dentro de mí” Salmos 51:10     La falsedad, la hipocresía, el orgullo, la vanagloria, la envidia, los celos, la inmoralidad, la avaricia, la egolatría; la desobediencia a la autoridad, la maldad, la traición, la violencia, la corrupción, etc. Parece ser la radiografía espiritual de la sociedad actual; esto se refleja en todas las actividades del ser humano, dice la Biblia:  “Pero los impíos son como el mar en tempestad, que no puede estarse quieto, y sus aguas arrojan cieno y lodo” (Isaías 57:20).     Podríamos decir que el corazón del hombre sin Cristo, está contaminado, sucio y es totalmente impuro, pues la Bíblica declara:  “Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias” (Mateo 15:19),  y no creamos que los creyentes estamos exentos de esto, pues muchos, no dejan que Dios purifique sus corazones con Su palabra

LOS QUE RECONOCEN SU DEBILIDAD SE HACEN FUERTES

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    “ Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo. Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros”      2 Corintios 4: 6-7     El apóstol Pablo, está diciendo que Dios mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, haciendo referencia a lo siguiente:  “Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas” (Génesis 1:2)  y luego, Él dio la orden siguiente:  “ Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz” (Génesis 1:3).      ¡Ese mismo Dios que ordenó que apareciera la luz, es El Mismo que ha resplandecido en nuestros corazones!,  para revelarnos el conocimiento de la gloria de Dios, en la persona de Jesucristo. Esto está en perfecta armonía, cuando el apóstol Juan dice que Jesucristo es la luz (