¿CÓMO FUE QUE EL APÓSTOL PEDRO CAMBIÓ SU CARÁCTER?
“Vosotros también, poniendo toda diligencia por esto mismo, añadid a vuestra fe virtud; a la virtud, conocimiento; al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, paciencia; a la paciencia, piedad; a la piedad, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor” 2 Pedro 1:5-7
¡Todos sabemos que, cuando llegamos a Cristo, nuestras vidas son transformadas!
Hay cambios evidentes cuando se trata de una verdadera conversión, así mismo, tenemos en La Biblia, ejemplos de personas que cambiaron su carácter cuando conocieron a Jesús. Uno de ellos es Pedro, el apóstol; en La Biblia, se describe como un pescador impulsivo y emotivo.
Pedro hizo y dijo algunas cosas que nosotros no estaríamos dispuestos a hacer ni decir; cosas tales como, cuando aprehendieron al Señor Jesús, Pedro le cortó la oreja a Malco.
Pedro decía las cosas sin meditarlas, como cuando le dijo a Jesús: “Señor, dispuesto estoy a ir contigo no sólo a la cárcel, sino también a la muerte”, sin embargo, después le negó tres veces.
Jesús le pidió a Pedro que después de su muerte, confirmara a los hermanos y Pedro los invitó a pescar. Aunque en La Biblia dice que Pedro era un hombre sin letras y del vulgo, después de la resurrección de Jesucristo, Pedro tuvo un cambio perfecto.
¿Cómo es que una persona como él, pudo experimentar un cambio de carácter tan radical?
Si tú supieras cómo fue que él cambió, ¿qué tan dispuesto estarías para cambiar tu carácter?
El Apóstol Pedro nos explica bien claramente, con lujo de detalles, cómo fue que cambió; con el propósito de que también nosotros cambiemos y quitemos de nuestra vida todo rastro de nuestra vieja naturaleza. Pedro, a su manera de ser, le llamaba: “estas cosas”.
Pedro dice que hay tres promesas para los que practican “estas cosas”:
“Porque si estas cosas están en vosotros, y abundan, no os dejarán estar ociosos ni sin fruto en cuanto al conocimiento de nuestro Señor Jesucristo” (2 Pedro 1:8). Ahí está la primera y hermosa promesa, que nos dice que tendremos abundantes frutos y conoceremos mejor a nuestro Señor Jesucristo.
La segunda es: “…haciendo estas cosas, no caeréis jamás” (2 Pedro 1:10). Acá, nos está
La tercera promesa es: “Porque de esta manera os será otorgada amplia y generosa entrada en el reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo (2 Pedro 1:11). No solamente tendremos frutos acá en la tierra, sino, también, cuando lleguemos delante del Señor. En el Tribunal de Cristo seremos bendecidos con la generosidad de Dios, recibiendo coronas y galardones para la eternidad.
El apóstol Pedro, también dice que las personas que no practican “estas cosas” que transforman nuestra vida, se caracterizan por: tener la vista muy corta, por ser ciegos y por haber olvidado la purificación de sus antiguos pecados (2 Pedro 1:9). Podríamos decir que estas personas están deshabilitadas espiritualmente, lo cual, les hace caer continuamente en el pecado y no valoran ni agradecen la obra de salvación que Cristo hizo por ellos en la cruz.
Sabiendo el Apóstol Pedro la importancia de practicar “estas cosas”, él se establece tres propósitos en su vida:
El primero está en el versículo doce: “Por esto, yo no dejaré de recordaros siempre estas cosas, aunque vosotros las sepáis, y estéis confirmados en la verdad presente”; es decir, que él considera “estas cosas” tan importantes, que se propone siempre recordar a los hermanos para que no olviden la manera en la que pueden perfeccionar sus vidas.
En segundo lugar, se propone también: “Pues tengo por justo, en tanto que estoy en este cuerpo, el despertaros con amonestación” (2 Pedro 1:13). No solamente quería recordarles, sino,
También, en tercer lugar, Pedro, conociendo la importancia de estar en “estas cosas”, hace algo impresionante y dice que se propone asegurarse que cuando él esté muerto, los hermanos siempre sigan acordándose de “estas cosas”, para que transformen su vida “También yo procuraré con diligencia que después de mi partida vosotros podáis en todo momento tener memoria de estas cosas” (2 Pedro 1:15). Por eso, las dejó escritas para que nosotros no las olvidemos y ahora que tú estás leyendo esta reflexión, el apóstol está cumpliendo su propósito de recordarte cómo puedes transformar tu vida.
Como podemos ver, ¡el Espíritu Santo urgió a Pedro a escribir “estas cosas”, que son tan importantes!; que vale la pena hacerlas parte de nuestra vida, para transformar nuestro carácter al carácter de Cristo.
Veamos cuáles son “estas cosas” tan importantes que se encuentran en 2 de Pedro 1:5-6:
1. LA FE: Es la base principal; y puesta en Cristo, nos da una verdadera conversión. No podemos hablar de un cambio verdadero, sin que la sangre de Cristo haya limpiado nuestra vida. A la fe hay que añadirle VIRTUD.
2. VIRTUD: Es una excelencia moral, lo que significa que una vez que ya llegamos a Cristo, lo más normal es consagrar nuestra vida a Él. Decidir ser un fiel seguidor de Cristo, para lo cual, es necesario despojarnos del pecado en nuestra vida. Por lo tanto, debemos de añadir a la virtud, CONOCIMIENTO.
3. CONOCIMIENTO: Si queremos cambiar una determinada área de nuestra vida, debemos de saber lo que dice La Palabra de Dios en esa área específica donde queremos cambiar; y una vez identificado el texto bíblico que nos define la voluntad de Dios, entonces, dice Pedro que hay que añadirle DOMINIO PROPIO.
5. PACIENCIA: Esta es una cualidad de nuestro carácter, que si no la tenemos, no podremos vencer nuestros pecados, pues la paciencia es la cualidad de nuestro carácter para perseverar obedeciendo La Palabra de Dios, aun en momentos difíciles. Cuando más duele o cuesta obedecer, es allí donde está sufriendo nuestra carne y es el momento cuando está muriendo el pecado que queremos desechar. Esta es la parte más difícil del proceso y una vez que lo hayamos concluido, debemos de añadir PIEDAD.
6. PIEDAD: Esta característica, nos permite inclinar nuestro corazón a Dios y a lo que a Él le agrada. Lo que significa es que, en esa área donde hemos vencido el pecado, debemos volcarnos totalmente a lo opuesto; de tal manera, que si vuelve otra vez la tentación, ya no caeremos en ella “Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu. Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz” (Romanos 8:5-6). Hasta este momento, ya somos cristianos victoriosos y tenemos que añadir AFECTO FRATERNAL.
7. AFECTO FRATERNAL: Cuando Dios ve nuestras victorias, nos convierte en verdaderos servidores suyos y nos pone como ejemplos para ayudar y guiar a los demás, mostrando así, nuestro amor a los hermanos. Finalmente, debemos añadir AMOR.
¡Así es como Pedro cambió su vida, y así es como Dios quiere que nosotros también cambiemos!
¿Cuál es el área que te gustaría cambiar en tu vida?
Si quieres cambiar, ya no hay excusa para decir: “es que no sé cómo”, pues el apóstol Pedro te ha enseñado cómo hacerlo paso a paso, para vencer el pecado en tu vida.
Pastor Nelson Reynaldo Pérez
Director Gral. Cinco E.
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