PIDE A DIOS UN CORAZÓN LIMPIO
“Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, Y renueva un espíritu recto dentro de mí” Salmos 51:10
La falsedad, la hipocresía, el orgullo, la vanagloria, la envidia, los celos, la inmoralidad, la avaricia, la egolatría; la desobediencia a la autoridad, la maldad, la traición, la violencia, la corrupción, etc. Parece ser la radiografía espiritual de la sociedad actual; esto se refleja en todas las actividades del ser humano, dice la Biblia: “Pero los impíos son como el mar en tempestad, que no puede estarse quieto, y sus aguas arrojan cieno y lodo” (Isaías 57:20).
Podríamos decir que el corazón del hombre sin Cristo, está contaminado, sucio y es totalmente impuro, pues la Bíblica declara: “Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias” (Mateo 15:19), y no creamos que los creyentes estamos exentos de esto, pues muchos, no dejan que Dios purifique sus corazones con Su palabra. Es por eso que David le pide a Dios “crea en mí, oh Dios, un corazón limpio”, porque el haber nacido de nuevo, no es garantía que ya tenemos un corazón limpio.
Si supieras lo que significa tener un corazón limpio, ¿Estarías dispuesto a esforzarte por limpiar tu corazón?
La pregunta es: ¿Qué significa un corazón limpio?, y eso es precisamente lo que quiero compartir contigo a continuación:
Según el Diccionario “Strong”, la palabra LIMPIO significa: Puro en sentido físico, químico, ceremonial o moral; así que la palabra LIMPIO, ya sea en hebreo o en griego implica tres cosas:
1º. LIMPIO FÍSICAMENTE. Esto se refiere a la apariencia externa de una persona; así como Jesús les dijo a los religiosos “¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque limpiáis lo de fuera del vaso y del plato, pero por dentro estáis llenos de robo y de injusticia” (Mateo 23:25). También los comparó a sepulcros blanqueados, dando a entender que aparentan una cosa y por dentro son otra; de manera que, limpio físicamente representa tu imagen personal, cómo te ve la gente públicamente; es decir, tu testimonio.
Un corazón limpio genera a una persona tan buen testimonio, que incluso algunos llegan a decir “él es de buen corazón”. Nosotros, como hijos de Dios, somos observados; los que nos rodean quieren saber cómo reaccionamos ante las dificultades, pruebas y tentaciones; la gente quiere ver de qué estamos hechos, es decir, cuál es nuestro comportamiento, cómo aplicamos la Palabra de Dios, en qué ocasiones es que oramos, cuál es tu vocabulario, etc.
¿Qué piensa la gente de ti?, algunos dicen: “él es buena gente, pero, enojado; “él es amable, pero, es presumido”; “él es buen amigo, pero, es muy negligente”; “él es un buen cristiano, pero, no es de confianza”. ¿Qué dice la gente de ti?, ¿cuáles son tus “peros”?
2º. LIMPIO EN SENTIDO QUÍMICO, ES DECIR, PURO O SIN MEZCLA. Así como el oro puro tiene mucho más valor que el oro mezclado o que las aleaciones; podríamos decir, que una persona que tiene un corazón puro, es alguien que está inclinado a Dios, que es piadoso, que es un hombre espiritual y guiado por el Espíritu Santo.
Volvamos al ejemplo del oro y sus diferentes clases: El oro amarillo es el resultado de mezclar 75 % oro, 12.5 % de plata y 12.5 % de cobre. El oro rojo, se obtiene de 75% de oro y 25 % de cobre. El oro blanco es la mezcla de 75 % de oro, 16% de paladio y 9 % de plata. ¡Es interesante que el resultado de las aleaciones es lo que le agrega dureza al oro y le cambia la apariencia!, haciéndolo comerciable y al gusto del cliente.
Lo anterior, nos ilustra al cristiano que permite que su corazón se mezcle con otras filosofías, haciendo “aleaciones” de cristianismo con humanismo; cristianismo con esoterismo; cristianismo con liberalismo; cristianismo con legalismo; cristianismo con materialismo; cristianismo con paganismo. Estos cristianos son como los samaritanos “Así aquellos pueblos temían al SEÑOR, y al mismo tiempo rendían culto a sus imágenes. Lo mismo hicieron sus hijos y los hijos de sus hijos…” (2 Reyes 17:41). Los cristianos que tienen un corazón mezclado, son personas que no cambian, les cuesta apropiarse de las promesas de Dios, no son guiados por el Espíritu Santo, son buenas personas, pero, no espirituales y les persigue un estigma que no crecen espiritualmente.
¿Tienes un corazón limpio, puro o lo tienes mezclado? Recuerda que no puedes servir a dos señores, o tu vida será disipada.
3º. LIMPIO CEREMONIAL O MORAL. Esto es: consagrado a Dios. “Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional” (Romanos 12:1). Cuando estamos consagrados a Dios, le damos la autoridad a Él de disponer de nuestra vida para Sus propósitos. Esto da a entender que, en oración, tú te has entregado a Dios para que Él sea tu Señor y tú, Su siervo. Consagrado, también implica ser apartado con un propósito, o dedicado para Dios, que no se puede usar para otra cosa, sino, sólo para los propósitos divinos, para darle honra y gloria a Dios.
La consagración es el acto voluntario, es el resultado de un verdadero agradecimiento por lo que Cristo ha hecho en tu vida. Dios desea que tú tengas un corazón dedicado a Él. Si antes, nuestro corazón buscaba hacer nuestros anhelos personales, ahora, renunciamos a eso y sólo haremos los anhelos de nuestro Señor.
¿A Qué está dedicado tu corazón?
Si te has dado cuenta que no estás creciendo espiritualmente, que tu vida cristiana no te satisface, es necesario que le entregues tu vida a Dios y pedirle que te dé un corazón limpio y puro, consagrado a Él; de manera que, el resultado sea que tu vida brinde honra y gloria a Dios por la calidad de cristiano que llegarás a ser.
Pastor Nelson Reinaldo Pérez
Director Gral. Cinco E Internacional
www.cincoe.org
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