EL REY QUE HIZO LA VOLUNTAD DE SU ESPOSA, Y NO, LA DE DIOS

 “A la verdad ninguno fue como Acab, que se vendió para hacer lo malo ante los ojos de Jehová; porque Jezabel su mujer lo incitaba” 1º.  Reyes 21:25 

 

El rey Acab fue uno de los reyes más malos que tuvo Israel (el Reino del Norte).  Tuvo algunos intentos muy débiles de volver a Dios, pero, la influencia de su esposa era tan fuerte, que rápidamente lo alejaba de Él. Tal parece que el rey Acab era adicto a la aprobación de su esposa y prácticamente ella lo había hecho “a su manera”. Finalmente, siempre terminaba agradándola, complaciéndola y hasta obedeciéndole en todo. 

 

I.                 EL REY ACAB NO ERA CAPAZ DE PONER ORDEN EN SU CASA. Jezabel mataba a los profetas de Jehová ¡y el rey no decía nada! “Porque cuando Jezabel destruía a los profetas de Jehová, Abdías tomó a cien profetas y los escondió de cincuenta en cincuenta en cuevas, y los sustentó con pan y agua” (1 Reyes 18:4). Jezabel financiaba la idolatría en el pueblo de Israel, ¡y Acab no decía nada! Dios, por medio de Elías, había cerrado los cielos y no llovía, por eso, vinieron sequías, problemas económicos y muchos problemas, porque este rey no tenía el carácter para detener a su mujer.  

 

“Acab dio a Jezabel la nueva de todo lo que Elías había hecho, y de cómo había matado a espada a todos los profetas” (1 Reyes 19:1). Acab había acordado con Elías que aquel Dios que hiciera descender fuego del cielo para consumir el holocausto, ese sería el Dios verdadero y el Dios de Israel; él mismo fue testigo de aquel gran milagro y convencido de lo que había visto, regresó a su casa para contar todo lo sucedido a su esposa Jezabel, para que ya no hicieran tanta comida porque ya no llegarían a comer 850 profetas, pues comían a la mesa de la reina Jezabel.  Ella no quiso someterse a los acuerdos que el pueblo y el rey Acab habían llegado, por el contrario, a lo mejor ella le dijo: “eso es lo que tú piensas, eso es lo que el pueblo piensa, pero, yo pienso diferente”; “tú piensa lo que quieras, yo ya tomé mi decisión”. Acab la dejaba hacer lo que ella quería “para evitar problemas”.  

 

Jezabel le mandó un mensaje a Elías anunciándole su muerte; ¡ese día debió haber caído la idolatría del pueblo de Israel y no fue así!, porque Acab no pudo poner a Jezabel en su lugar. Al final, ella hacía lo que quería y él no tenía el valor de detenerla.  

 

II.               EL REY ACAB SE RINDE ANTE BEN-ADAD, REY DE SIRIA. Fue sitiado por el rey sirio Ben-adad y éste mandó mensajeros al rey de Israel, “Así ha dicho Ben-adad: Tu plata y tu oro son míos, y tus mujeres y tus hijos hermosos son míos. Y el rey de Israel respondió y dijo: Como tú dices, rey señor mío, yo soy tuyo, y todo lo que tengo (1º Reyes 20:3-4) Acab, en lugar de llamar a Elías y preguntarle ¿cuál era la voluntad de Dios?, le dice: “está bien, como tú dices, todo es tuyo, no hay problema; así evito la guerra”; a lo mejor su esposa le dijo: “no se te vaya a ocurrir llamar a Elías, porque entonces si te va a ir mal” así que, él decide rendirse ante el rey de Siria. 

Pero después, el rey consulta con los del pueblo: “Y todos los ancianos y todo el pueblo le respondieron: No le obedezcas, ni hagas lo que te pide” (1 Reyes 20:8). Por eso, el rey Acab envió a decir al rey de Siria que ya no le iba a dar nada, entonces, el rey de Siria, enfurecido, le envió el ejército, pero Dios le envió un profeta a Acab diciendo: “Y he aquí un profeta vino a Acab rey de Israel, y le dijo: Así ha dicho Jehová: ¿Has visto esta gran multitud? He aquí yo te la entregaré hoy en tu mano, para que conozcas que yo soy Jehová”. ¡Dios le entrega al ejército sirio con un propósito, “que reconociera a Jehová”! Y le dijo que él tenía que comenzar la batalla.  El rey Acab, acepta la voluntad de Dios, de salir primero a la batalla, pero, cuando fueron a la batalla, Acab no fue primero y desobedeció, cambió de parecer; a lo mejor pensó: “que vayan los demás adelante y yo voy después”. ¡Acab hizo lo que le convenía y no lo que Dios le dijo!; así es el hombre inseguro, no tiene una fe genuina, sino, hace lo que él cree conveniente y cambia La Palabra de Dios por sus pensamientos.  

Cuando lograron vencer a los sirios, Acab le perdonó la vida al rey Ben-adad y le devolvió las tierras; entonces, Dios le envía un profeta para decirle que moriría a causa de su desobediencia. Este rey Acab no era congruente con lo que decía y hacía, y a nadie se sometía, cambiaba de parecer según le convenía; para él, las instrucciones de Dios eran opcionales; como Jehová le había dicho que la victoria era para que lo reconociera y Acab no lo reconoció, entonces Dios le dice: “vas a morir”. 

 

III.              EL REY ACAB VUELVE A HACER LA VOLUNTAD DE SU ESPOSA Y NO LA DIOS. El rey Acab quería la viña de Nabot que estaba junto a su palacio, por eso, le dijo al dueño que se la cambiaba por otro terreno mejor que ese; o que, si mejor le parecía, se la podría comprar por precio. Nabot le respondió que no se la podía dar porque era una herencia de sus padres, entonces el rey Acab se fue triste y enojado, se acostó en su cama y no comió.  Vino a él su mujer Jezabel y le preguntó: ¿Por qué está tan decaído tu espíritu y no comes?, el rey le respondió que Nabot no le quería vender la viña, entonces ella ideó un plan para que mataran a Nabot, acusándolo de blasfemia contra Dios y contra el Rey.  

 

¡Esta mujer perversa que no obedecía a Dios, acusó a Nabot de que había blasfemado a Jehová! Ella consigue que lo maten a pedradas y le entrega la propiedad al rey Acab. 

 

¡Claramente podemos ver cómo el rey Acab obedecía a su esposa en todo!, porque ella lo persuadía y lo convencía, siendo una mujer muy astuta que lograba que su esposo hiciera siempre su voluntad, “A la verdad ninguno fue como Acab, que se vendió para hacer lo malo ante los ojos de Jehová; porque Jezabel su mujer lo incitaba” (1 Reyes 21:25). La palabra usada como incitar, en este relato significa: persuadir o convencer. Dios le dijo: «“Así ha dicho Jehová: En el mismo lugar donde lamieron los perros la sangre de Nabot, los perros lamerán también tu sangre,…”» (1º Reyes 21:19); “… los perros comerán a Jezabel en el muro de Jezreel” (1º Reyes 21:23). Jezabel fue lanzada de una ventana y cuando cae al suelo es arrollada por un carruaje y al dejarla allí, se la comieron los perros y sólo dejaron el cráneo, las manos y los pies. 

 

¡El rey Acab estaba totalmente controlado, manipulado, seducido y no podía ejercer autoridad sobre su esposa!; ésta, llevó al pueblo de Israel a la idolatría y a la perdición. ¡Es interesante el poder destructivo que puede llegar a tener una mujer, en desviar a miles, de la voluntad de Dios!  

 

¡Doy gracias a Dios por las esposas que ayudan a sus esposos a hacer la voluntad de Dios!, los motivan a leer La Biblia y a buscar a Dios en oración, son mujeres preciosas que debemos honrar y cuidar. 

Pastor Nelson Reynaldo Pérez

Director Gral. Cinco E Internacional

www.cincoe.org 



 

Comentarios

  1. Bendita palabra; q impresionante la importancia de tener a una buena compañera o compañero q acompañe y que sea ayuda; q sea se bendición y no lo contrario ; q podamos pedirle a Dios q nos ayude a poder hacer su voluntad y no la nuestra.

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