UNA INVITACIÓN A COMER CON JESÚS

 

 

“Les dijo Jesús: Venid, comed. Y ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle: ¿Tú, quién eres? sabiendo que era el Señor” Juan 21:12 

 

¡En muchas ocasiones, hemos ido de pesca con mi hijo, y la hemos pasado muy bien!; buenas conversaciones, buenas fotos, buen tiempo; pero, ¡no hemos logrado pescar nada!  

 

¡Siempre regresamos muy contentos, pues hemos descubierto que, pasar juntos y disfrutar del compañerismo, es mucho mejor que pescar! Sin embargo, para los que se dedican a la pesca y viven de ella, el no pescar nada, es un verdadero fracaso. Fue eso justamente lo que le sucedió a los Discípulos, cuando pasaron toda la noche intentando pescar y no pescaron nada. ¿Cuál era la lección que ellos tenían que aprender? Jesús los invita a comer precisamente para enseñarles una lección. 

 

Para poder entender esta invitación, es necesario ver su contexto. En el inicio del capítulo 21, dice que, el lugar donde ellos estaban, era en el mar de Tiberias, o sea, el mismo Mar de Galilea; es decir, es el lugar del cual Jesús los había sacado para convertirlos en “pescadores de hombres”, pero, separados de Jesús después de la crucifixión, ellos volvieron como decimos: “a las viejas andadas”. Justamente allí, El Señor se les aparece por tercera vez. 

 

En Juan 21: 1-11, podemos ver algunas cualidades de los cristianos que están fuera de la voluntad de Dios. Los discípulos están reunidos en la playa, a lo mejor, sentados, pero, ¡no están haciendo nada! Eso es lo que pasa con algunos cristianos que, sólo se reúnen y no hacen nada, hay esterilidad en sus vidas.  

 

Por iniciativa de Pedro, posteriormente se van todos a pescar; pero, nos damos cuenta que por “hacer algo”, nuestra vida espiritual no va a mejorar, ya que, la mala condición del creyente no es por falta de activismo. El resultado de esto, es que no hay frutos y por eso, vemos a los Discípulos ejerciendo lo que mejor podían hacer, pero, sin éxito, pues durante toda la noche, no pescaron nada.  

 

1.       ¡Cuando Dios no está contigo, las cosas no resultan! “Cuando ya iba amaneciendo, se presentó Jesús en la playa; mas los discípulos no sabían que era Jesús. Y les dijo: Hijitos, ¿tenéis algo de comer? Le respondieron: No” (Juan 21:4-5). En estos versículos, encontramos más características que describen a los que están apartados de Dios; una de ellas, es que no reconocen La Palabra de Dios.  Dios mismo les estaba hablando y no lo reconocieron. Cristianos que quieren vivir la vida cristiana sin leer La Biblia, sin conocer cuál es la voluntad de Dios. 

 

¡Es interesante que Dios no confronta a los cristianos con su activismo, sino, con su fruto!, por eso les pregunta: ¿Tenéis algo de comer?; la verdad es que es muy decepcionante para un pescador profesional, reconocer que no ha pescado nada.  

 

¡Creo que todos los creyentes deberíamos preguntarnos: ¿estoy dando frutos para Dios?! 

 

Para un cristiano que anda bien, es normal dar fruto, porque Dios se manifiesta en su vida, pero, éste, no era el caso. La única cosa que saca a los discípulos de la esterilidad es cuando comienzan a obedecer La Palabra de Dios; “El les dijo: Echad la red a la derecha de la barca, y hallaréis. Entonces la echaron, y ya no la podían sacar, por la gran cantidad de peces” (Juan 21:6). ¡Cuando obedecieron, experimentaron un tremendo milagro!, eso les hizo reconocer que, quien estaba en la playa era Jesús.   

 

¡Cuando no hay fruto en nuestra vida, es necesario hacer un cambio! y justamente, eso es lo que busca Jesús al aparecérseles a sus discípulos. 

 

2.       Jesús invita a comer a los que no están en comunión con Él, “Les dijo Jesús: Venid, comed. Y ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle: ¿Tú, quién eres? sabiendo que era el Señor” (Juan 21:12). Parece un poco paradójico que Jesús invite a comer a los que no andan bien, pero, en La Palabra de Dios, las invitaciones a comer son sinónimos de “entrar en comunión con Dios”, de tal manera que, Jesús está buscando restaurarlos. Sabiendo de quien había surgido la iniciativa de pescar, Jesús le pregunta a Pedro: “… Simón, hijo de Jonás, ¿me amas más que éstos? Le respondió: Sí, Señor; tú sabes que te amo. El le dijo: Apacienta mis corderos” (Juan 21:15). Para poder entender bien la pregunta que le hizo Jesús a Pedro, es necesario saber la petición que Jesús le había hecho anteriormente; la cual, se registra en Lucas 22:31-32: “Dijo también el Señor: Simón, Simón, he aquí Satanás os ha pedido para zarandearos como a trigo; pero yo he rogado por ti, que tu fe no falte; y tú, una vez vuelto, confirma a tus hermanos”.  

 

Lo que El Señor Jesucristo esperaba de Pedro, era que después de Su crucifixión, volviera a reunir a los Discípulos y los confirmara en la fe, pero, lejos de eso, se los llevó a pescar. Por esa razón, Jesús le preguntó: ¿Me amas más que éstos?; lo que le estaba diciendo era: ¿me amas más que a estos peces?; le hizo la misma pregunta tres veces para hacerlo reflexionar, y las tres veces Pedro le respondió que, sí lo amaba, y Jesús le respondió: “Apacienta mis corderos”, “pastorea mis ovejas” y “apacienta mis ovejas”. En otras palabras, le estaba diciendo “si realmente me amaras, estarías confirmando a los hermanos como habíamos quedado”; “en lugar de llevarlos a pescar, los hubieras pastoreado”.  

 

¡Nuestro Señor deja claro, que la verdadera motivación para servirle, es el amor a Él! 

 

¡El amor a Dios, es la base de toda motivación para servirle y seguirle!; ¿cómo está tu amor a Dios?, ¿Cuál es tu motivación para seguir a Jesús?  

 

¡Cuando tu amor a Dios es firme, surge en tu corazón el deseo de apartarte de todo aquello que a Él le desagrada!  

 

¡Él ha decidido amarte y te lo ha demostrado por medio de Su Hijo!; y tú, ¿lo amas?; ¿cómo se lo demuestras? 

Pastor Nelson Reynaldo Pérez

Director Gral, Cinco E Internacional

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