UNA MADRE QUE SACÓ A SU FAMILIA DE LA POBREZA
“Una mujer, de las mujeres de los hijos de los profetas, clamó a Eliseo, diciendo: Tu siervo mi marido ha muerto; y tú sabes que tu siervo era temeroso de Jehová; y ha venido el acreedor para tomarse dos hijos míos por siervos” 2 Reyes 4:1
En esta ocasión, veremos la historia de una madre sabia, que, en medio de grandes problemas, supo encontrar el camino correcto para surgir en medio de una gran pobreza. Ella supo definir su problema, ya que no ubicó el dinero como su problema central, tal como lo hace la mayoría de personas cuando tienen problemas económicos. Así como aquel hombre cojo de nacimiento que estaba sentado a la puerta “La Hermosa” para pedir dinero, que su problema real era no poder caminar para valerse por sí mismo; por eso, Pedro le dijo: “no tengo plata ni oro”, que era lo que el hombre quería, pero, Pedro guiado por Él Espíritu Santo, le ofreció una verdadera solución a su problema real.
De igual manera, el problema de la viuda no era falta de dinero, pues si Eliseo le hubiera dado dinero, el mes siguiente hubiera caído en deudas nuevamente; ella necesitaba un medio de sostenimiento.
Es necesario saber cuál es el verdadero problema que tienes, a lo mejor no son las deudas, sino, tu carácter; a lo mejor no es dinero lo que necesitas, sino, sabiduría para administrarlo; no es dinero sino, diligencia ¿Cuál es tu problema real?
I. UNA MADRE CON PROBLEMAS. “Una mujer, de las mujeres de los hijos de los profetas, clamó a Eliseo, diciendo: Tu siervo mi marido ha muerto; y tú sabes que tu siervo era temeroso de Jehová; y ha venido el acreedor para tomarse dos hijos míos por siervos” (2 Reyes 4:1).
“Hijos de los profetas” significa que eran discípulos y seguidores de los profetas. Esta mujer se había quedado viuda, había perdido todos sus bienes, tenía grandes deudas económicas, estaban a punto de llevarse a dos de sus hijos como esclavos para pagar la deuda y aparentemente no tenía familia a quien acudir. Es fácil identificarse con esta madre por la similitud de los problemas que podríamos tener, problemas con los hijos, problemas con el esposo, infidelidad, problemas económicos, problemas de salud, etc.
II. UNA MADRE QUE BUSCÓ A DIOS. 2 Reyes 4:1-2. Clamó: la palabra en hebreo significa: “dar un grito desgarrador”; principalmente, estaba angustiada porque la ley mosaica permitía pagar las deudas con trabajo y por eso, se querían llevar a dos de sus hijos para que fueran esclavos del acreedor. No era una madre resentida o amargada porque se había muerto su esposo, ella era una madre que amaba a sus hijos y lucharía por ellos para sacarlos adelante legítimamente, es decir, ella no iría a prostituirse, ni a robar, ni a hacer ningún tipo de trabajo deshonroso, sino, que como había aprendido de su esposo, buscaría salir adelante con los recursos de Dios. Ella había sido la esposa de un profeta, y ya había visto como Dios usaba a su esposo para proclamar La Palabra de Dios; sabía que, buscando a Dios, encontraría una salida a sus problemas; por eso, ella clamaba, gritaba desgarradamente.
Eliseo le busca una solución a la viuda: “Y Eliseo le dijo: ¿Qué te haré yo? Declárame qué tienes en casa. Y ella dijo: Tu sierva ninguna cosa tiene en casa, sino una vasija de aceite” (2 Reyes 4:2). La palabra vasija que menciona la viuda, en hebreo es “ASUK” y significa frasco pequeño. Posiblemente era el que se usaba para ungir, era tan pequeño que los acreedores no se lo llevaron como parte del pago para amortizar la deuda.
III. UNA MADRE CON FE, PORQUE OBEDECIÓ LO QUE LE DIJO EL PROFETA. “…Ve y pide para ti vasijas prestadas de todos tus vecinos, vasijas vacías, no pocas. Entra luego, y enciérrate tú y tus hijos; echa en todas las vasijas, y cuando una esté llena, ponla aparte. Y se fue la mujer, y cerró la puerta encerrándose ella y sus hijos; y ellos le traían las vasijas, y ella echaba del aceite. Cuando las vasijas estuvieron llenas, dijo a un hijo suyo: Tráeme aún otras vasijas. Y él dijo: No hay más vasijas. Entonces cesó el aceite” (2º Reyes 4:3-6). La palabra que menciona Eliseo para referirse a vasijas es “KELI”; la cual, es diferente al frasco que la viuda tenía en casa con aceite; la que tenía, era pequeña y la que Eliseo le pide que preste a sus vecinos era grande.
Dios quiere que pongamos nuestra fe en acción, porque no le proveyó 100 vasijas llenas de aceite, sino, que ella envió a sus hijos por las vasijas y se pusieron a trabajar; ¡puso lo poco que tenía en manos de Dios!
¡Lo poco que tenemos, en las manos de Dios, es mucho!, como el niño que dio sus cinco panes y dos peces y Dios lo multiplicó; ¡Dios quiere que hagamos nuestra parte! y ¡la parte que no podemos, que se la dejemos a Él, y Él hará el milagro!
La bendición viene con lo que tú ofreces a Dios, ¿qué tienes para ofrecer a Dios?
» “Tengo un hijo inteligente”; ponlo a estudiar y Dios lo va a bendecir.
» “Tengo una máquina de coser guardada”; sácala y ponte a trabajar, Dios te va a bendecir.
» “Tengo un terrenito”; pues pídele sabiduría a Dios para ver cómo se trabaja.
» “Yo sé cómo hacer pasteles y pan”; déjalo en manos de Dios y Él te va a bendecir.
Sin embargo, se requiere fe, la cual se vio en los hijos de la viuda, porque no dijeron: ¿"para qué traer vasijas vacías”?, ¿"qué sentido tiene”?; es que la fe a veces no tiene sentido, pero, Dios quiere que obedezcas con fe, y al final, ya cuando vemos la bendición de Dios, ya todo tiene sentido. Llenar las tinajas grandes con un frasco pequeño no fue fácil ni rápido, ya que, al inclinar el frasco en las vasijas, la cantidad de aceite no era mucha, pero, con paciencia, lograron llenar todas las vasijas con aceite.
IV. UNA MADRE BENDECIDA POR DIOS. “Vino ella luego, y lo contó al varón de Dios, el cual dijo: Ve y vende el aceite, y paga a tus acreedores; y tú y tus hijos vivid de lo que quede” (2 Reyes 4:7). El Aceite de oliva, por sus múltiples usos, era un producto de alto valor comercial, así que, lo que tenía la viuda era un negocio muy lucrativo, pues todo era ganancia. Esta madre llevó a su familia de ser casi esclavos, a ser los dueños del negocio; ya su estatus cambió, pudieron hacer algunas inversiones y vivir de eso.
¡Gracias a Dios porque nos ha dejado este ejemplo de una madre muy sabia! y que, por haber buscado a Dios, salió de la pobreza; sus hijos jamás iban a olvidar como Dios los libró de la esclavitud, porque La Biblia dice: “El rico se enseñorea de los pobres, Y el que toma prestado es siervo del que presta” (Proverbios 22:7). Cuando el aceite cesó la fe se fortaleció.
¡Gracias a Dios por todas las madres que trabajan y se esfuerzan por sacar sus hogares adelante!, Dios les dé mucha fe y bendiga sus vidas.
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