CUANDO PERDEMOS EL PRIMER AMOR

“Pero tengo contra ti, que has dejado tu primer amor. Recuerda, por tanto, de dónde has caído, y arrepiéntete, y haz las primeras obras; pues si no, vendré pronto a ti, y quitaré tu candelero de su lugar, si no te hubieres arrepentido” Apocalipsis 2: 4-5 

 

Cuando no vivimos una vida en constante comunión con Dios, es posible que, con el paso del tiempo nuestra vida cristiana termine siendo un conjunto de actividades religiosas que tenemos que hacer, “porque somos cristianos evangélicos”. Nos vemos haciendo las cosas por costumbre y no por amor; en la carne y no en el Espíritu; nos hemos apartado de la persona del Espíritu Santo y estamos haciendo nuestro cristianismo, bajo nuestras propias fuerzas, sin amor a Dios, pues esa pasión ha desaparecido. 

 

¡Nos hemos convertido en “cristianos profesionales”! Por haber caminado con El Señor en el pasado, llegamos a ser buenas personas, pero no espirituales; la gracia de Dios ya no se manifiesta en nosotros, llegando a perder nuestro primer amor y nos exponemos a una condición muy peligrosa, pues ese estado no nos permite ver la solución a nuestro extravío, sino, que nos conduce a lugares áridos y desolados, donde encontraremos desaciertos, frustración, pérdida de sentido a la vida, dolor y sufrimiento.  

 

¿Cómo podemos escaparnos de esta trampa del enemigo?; la solución la tenemos en nuestro texto de estudio. 

 

I. “RECUERDA, POR TANTO, DE DÓNDE HAS CAÍDO” ¿Cómo dice la Biblia que iniciamos? 

 

  1. La Palabra de Dios nos enseña que, “por la gracia de Dios” llegamos al Señor. Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere; y yo le resucitaré en el día postrero. Escrito está en los profetas: Y serán todos enseñados por Dios. Así que, todo aquel que oyó al Padre, y aprendió de él, viene a mí” (Juan 6:44-45). Así iniciamos, siendo ministrados por medio de la gracia de Dios en nuestros corazones y una vez la gracia salvadora de Dios se había manifestado en nosotros, surge la fe mediante la cual, llegamos a Cristo, como resultado del don de Dios y no de una obra que hayamos realizado, Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios” (Efesios 2:8). 

 

  1. y “por medio del Espíritu Santo”¿Tan necios sois? ¿Habiendo comenzado por el Espíritu, ahora vais a acabar por la carne?” Gálatas 3:3. Toda conversión inicia con la presencia del Espíritu Santo en nuestra vida, así mismo inició la iglesia cuando vino el Espíritu Santo en Pentecostés; y así inicio nuestra vida espiritual, cuando le permitimos al Espíritu de Dios que tomara control sobre nuestras vidas y Él comenzó a transformarnos por medio de la regeneración. nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo” (Tito 3:5). La regeneración es un cambio radical; tal como nuestro nacimiento físico resultó en un nuevo individuo entrando en un mundo terrenal, nuestro nacimiento espiritual resulta en una nueva persona que entra en el Reino Celestial, de manera que, así es como dice La Biblia: “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas” (2 Corintios 5:17); así, iniciamos una carrera hermosa en la cual estamos siendo transformados. 

 

  1.  “Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús” (Filipenses 3:13-14). la frase “una cosa hago” es muy importante, pues debemos de estar concentrados en lo que estamos haciendo, no perdernos en las actividades. Debemos “proseguir a la meta”; si sabemos dónde hemos iniciado, entonces debemos de proseguir y no apartarnos del primer amor; como cuando nos gozábamos en andar con Él y dejábamos con facilidad el pecado en nuestra vida. Lamentablemente, algunos han ido dejando un sedimento pecaminoso en sus vidas que ha ido tomando control, ya no es el Espíritu Santo quien los guía, pues se han apartado de Él, y este es el triste estado del cristiano que ha perdido su primer amor. 

¿Eres lleno del Espíritu Santo?  

¿Crees que has dejado tu primer amor?  

¿Te satisface cómo llevas tu vida cristiana? 

 

II. Pero Dios nos da una solución: “Y ARREPIÉNTETE”; es decir, cambiemos de rumbo, retomemos las sendas del inicio. Esto significa un avivamiento, el arrepentimiento siempre involucra un cambio espiritual, donde nuestra vida se vivifica y es nuevamente dirigida y motivada por el Espíritu y por la gracia de Dios; el gozo de Dios se convierte nuevamente en nuestra fortaleza y Su comunión vuelve a ser prioridad en nuestra vida, restableciendo nuestro altar personal, o sea, nuestro tiempo de devoción con Él, la oración y La Palabra de Dios vuelven a ser nuestro alimento y guía diaria; y el temor de Dios se manifestará en nuestra vida, alejándonos de cualquier pecado que quiere que le demos espacio en nuestro ser. 

 

III. “HAZ LAS PRIMERAS OBRAS” (de arrepentimiento). El arrepentimiento es una decisión del corazón y no se puede ver, sino hasta que éste se manifieste en obras dignas de un verdadero arrepentimiento. Aún Dios, que conoce tu corazón, Te pide que muestres tu arrepentimiento con obras; de la misma manera que muestras tu fe por obras. Hay muchas personas que no entienden este concepto y creen que se merecen que se les devuelvan todos los privilegios que antes tenían, porque ya expresaron verbalmente su arrepentimiento; lo cual, es un error concederlo, pues podemos interrumpir un verdadero cambio en su vida. Así como Dios lo pide, nosotros también debemos de creer en un arrepentimiento, si y sólo si, hay obras dignas que muestren un verdadero cambio.  

¡Deja de decir que estás arrepentido y solo demuéstralo con obras!, pues a veces tus palabras están devaluadas y los que están alrededor tuyo han dejado de creer en ti. 

 

IV. “Pues si no, vendré pronto a ti, y quitaré tu candelero de su lugar, si no te hubieres arrepentido” Si no experimentas un verdadero avivamiento, dice el Señor: “voy a quitar tu candelero de su lugar”, es decir, este candelero te permite dar luz y Él está diciendo que te va a quitar la influencia que tienes sobre los demás, te va a quitar el ministerio, la autoridad; habiendo sido heraldo, ahora vendrás a ser eliminado, eso es lo que nos dice el apóstol Pablo: sino que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no sea que habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado” (1 Corintios 9:27). Si el poder del Espíritu Santo no se manifiesta en tu vida, entonces los resultados de tu vida apartada de Dios darán sus propios frutos sin la bendición de Dios. 

 

¡No permitas que Dios tome acciones drásticas en tu vida!, dice La Palabra de Dios, que al corazón contrito y humillado no lo despreciará y siempre te da oportunidades para que busques cómo volver a las sendas de vida. 

 

¡Dios te está llamando para que vuelvas a tener comunión con Él!, ¡Su amor por ti es grande!, y si te sientes apartado de Él, ahora es el tiempo para experimentar un avivamiento espiritual que cambiará tu vida y te dará una nueva luz. 

Pastor Nelson Reynaldo Pérez

Director Gral. Cinco E Internacional

www.cincoe.org





 

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