LA FE DE LOS DIEZ LEPROSOS
“Respondiendo Jesús, dijo: ¿No son diez los que fueron limpiados? Y los nueve, ¿dónde están? ¿No hubo quien volviese y diese gloria a Dios sino este extranjero?” Lucas 17:17-18
En el contexto de estos versículos, el evangelista Lucas describe la manera en que Jesús sanó a diez leprosos. Esta historia, ilustra la vida cristiana de muchos que buscan a Dios sólo por interés personal y temporal; algunos expresan abiertamente: “yo me acerco a la iglesia por mis hijos”; otros dicen: “yo vengo a la iglesia porque me gusta el ambiente”, “yo busco de Dios porque quiero tener un buen futuro”, “estoy en la iglesia porque a mi esposa le gusta y yo la acompaño”.
Creo que esta reflexión nos encaminará a dar respuesta a la siguiente pregunta: ¿Cuál es mi verdadera motivación para estar en la iglesia?
Veremos 3 tipos de fe que movieron a estos leprosos a buscar a Jesús.
I. LOS LEPROSOS TUVIERON FE PARA BUSCAR A JESÚS. Lucas 17:13 “y alzaron la voz, diciendo: ¡Jesús, Maestro, ten misericordia de nosotros!” Según la orden que aparece en Levítico 13:45 “Y el leproso en quien hubiere llaga llevará vestidos rasgados y su cabeza descubierta, y embozado pregonará: ¡Inmundo! ¡Inmundo!”. Estos diez leprosos, al ver a Jesús hubieran gritado: ¡inmundo! ¡Inmundo! Para avisar que ellos tenían lepra y que no se acercara porque podría contagiarse; sin embargo, ellos gritaron: “¡Jesús, Maestro, ten misericordia de nosotros!”. Ellos estaban conscientes de la gran necesidad de salud que tenían y siendo diez, se habían puesto de acuerdo en lo que deseaban; ellos estaban ansiosos por la posibilidad de que se les devolviera su salud, su vida social y de volver con su familia.
Tenían fe porque habían oído que Jesús sanaba a los enfermos, y de seguro, escucharon que ya había sanado a un leproso, como lo describe el siguiente texto: “Sucedió que estando él en una de las ciudades, se presentó un hombre lleno de lepra, el cual, viendo a Jesús, se postró con el rostro en tierra y le rogó, diciendo: Señor, si quieres, puedes limpiarme. Entonces, extendiendo Él la mano, le tocó, diciendo: Quiero; sé limpio. Y al instante la lepra se fue de él. Y él le mandó que no lo dijese a nadie; sino ve, le dijo, muéstrate al sacerdote, y ofrece por tu purificación, según mandó Moisés, para testimonio a ellos. Pero su fama se extendía más y más; y se reunía mucha gente para oírle, y para que les sanase de sus enfermedades” (Lucas 5:12-15).
Esa fe era suficiente para hacer el intento, a lo mejor decían: “Digámosle, de todas maneras, no tenemos nada que perder; si ya sanó a un leproso, también a nosotros nos podría sanar”. Esta es una fe débil, que conlleva posibilidad, pero no una certeza; sin embargo, era suficiente para hacer el intento de buscar la sanidad. ¡Espero que no sea esta la fe que te hace estar buscando a Jesús!
II. FE PARA OBTENER SU FAVOR. “Cuando él los vio, les dijo: Id, mostraos a los sacerdotes. Y aconteció que mientras iban, fueron limpiados” (Lucas 17:14). ¡Tantas ganas tenían de ser sanados que sorprende la fe que mostraron, al obedecer de una forma impresionante!, pues inmediatamente, emprendieron su viaje hacia los sacerdotes para ser declarados limpios, aunque aún iban con la lepra.
La Biblia no dice qué dirección tomaron; es posible que hubiera sacerdotes en Samaria, pero lo importante es que ese era un viaje de fe creyendo en La Palabra de Jesús. Al principio de la caminata se observaron a sí mismos y vieron que todavía tenían lepra, pero más adelante, sus cuerpos fueron sanados, la lepra desapareció; se observaron entre ellos y aquel milagro se realizó en los diez. Es posible que hayan acelerado su caminata, porque su verdadero interés era ser declarados sanos por los mismos sacerdotes que les declararon inmundos. Esto serviría de testimonio para los sacerdotes, que Jesús estaba sanando a los leprosos, ellos serían incorporados a la sociedad y volverían a integrarse a su familia llenos de felicidad; retomarían sus actividades sociales, sus trabajos y volverían a sentirse útiles y amados.
Esta clase de fe es muy egoísta y sólo busca lo suyo. Así mismo, hay cristianos que buscan a Jesús y una vez alcanzado su objetivo ya no lo siguen, sino que se involucran en sus actividades sociales y religiosas, convierten a su Dios en un “apaga incendios” que sólo se acercan a Él cada vez que lo necesitan, pero luego, se vuelven a apartar.
Llama la atención que el porcentaje de leprosos que no regresó es muy alto; esto coincide con la realidad de muchas iglesias de cristianos, que están llenas de personas que sólo buscan a Dios cuando lo necesitan. Hay cristianos que son más fieles a Dios en una silla de ruedas que caminando; ¿qué clase de fe es la que tú tienes?, ¿sólo te interesa “el poder de Dios” y no “el Dios de Poder”?
III. FE PARA VOLVER A JESÚS. “Entonces uno de ellos, viendo que había sido sanado, volvió, glorificando a Dios a gran voz, y se postró rostro en tierra a sus pies, dándole gracias; y este era samaritano” (Lucas 17:15-16). Los que tienen este tipo de fe son los que siguen a Jesús por lo que Él es y no por lo que Él hace, ya que este leproso volvió, “glorificando a Dios a gran voz”:
- Reconoció a Jesús como Dios, “se postró rostro en tierra a sus pies”,
- Reconoció a Jesús como Señor y “dándole gracias”, expresando lo agradecido que estaba su corazón por haberle dado la sanidad; pero le impresionó más la persona de Jesús que el milagro, esto hizo la diferencia entre los demás leprosos, pues los demás fueron sanados y éste fue el único que resultó sanado y salvado.
A éste, lo veremos en el cielo y a los demás, no. “Y le dijo: Levántate, vete; tu fe te ha salvado” (Lucas 17:19).
Este leproso, nos muestra una fe que representa a los cristianos que siguen a Jesús porque lo aman y lo reconocen como su Señor y Salvador, e inclinan sus vidas a Dios con una verdadera motivación de agradecimiento.
Cuando finalizamos un año, debemos demostrar nuestra fidelidad a Dios por tantas bondades para con nosotros; ¡ha sido un año de muchas muertes, y estamos vivos!; ¡ha sido un año de muchas enfermedades, y estamos sanos!; ¡este año ha sido de muchos problemas económicos, pero Dios nos ha puesto comida en nuestra mesa!; ¡ha sido un año de divisiones familiares, y nuestra familia se mantiene estable!; ¡este año ha sido de mucho temor, pero estamos confiados en Dios!
¡Todas estas bendiciones no provienen, sino, de la misericordia y amor de Dios para con nosotros!; eso mismo fue lo que los leprosos le pidieron a Jesús, “¡Jesús, Maestro, ten misericordia de nosotros!”.
Pensar en todo esto, nos ayuda a no ser fatalistas con respecto a lo que nos espera para el próximo año, sino, a confiar que, ¡la misericordia y el amor de Dios están a favor nuestro, porque somos Sus hijos!
Ante estas reflexiones, es bueno hacerte las siguientes preguntas:
- ¿Eres un cristiano interesado en lo que Dios puede hacer por ti o realmente amas a Cristo por lo que Él es?
- ¿Qué clase de fe tienes en Cristo?
Espero que te identifiques con la fe de aquel leproso que volvió a Jesús para reconocerlo como Dios y como Señor; y que vivas tu vida agradecido delante de Él. Jesús te quitó “la lepra del pecado” para que tuvieras comunión con Él.
¡Feliz año nuevo!
Pastor Nelson Reynaldo Pérez
Director Gral. Cinco E Internacional
www.cincoe.org
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