LA UNIDAD MATRIMONIAL


“Finalmente, sed todos de un mismo sentir, compasivos, amándoos fraternalmente, misericordiosos, amigables” 1 Pedro 3:8


En el transcurso de mi vida personal y ministerial, he podido observar con mucha tristeza la desintegración de las familias de algunos amigos y compañeros de ministerio; son procesos muy dolorosos que afectan no sólo a la familia, sino, a los que estábamos cerca de ellos y con mucho dolor, estos procesos se completan. 

En el tema que trataremos ahora, veremos que Dios nos ha dejado una fuerte coraza para proteger nuestra familia y generar una fortaleza interna; de manera que, nadie podrá dañar nuestro matrimonio, y me refiero a tener “Unidad Matrimonial”.


El apóstol Pedro nos da un poderoso mensaje en nuestro texto de hoy, donde encontraremos la receta perfecta para desarrollar la unidad en nuestro matrimonio; así que, analizaremos a continuación las cinco características que Dios nos ha dado para alcanzar la “Unidad Matrimonial”.


La palabra “finalmente” que aparece al principio del versículo, no sólo hace una conexión con el contexto donde Pedro está hablando del matrimonio, sino, que nos describe la importancia del contenido de este versículo, ya que, esta palabra significa: “El propósito que se pretende alcanzar”; es decir, que todo matrimonio debería de estar esforzándose por alcanzar este propósito de la “Unidad Matrimonial” contenida en este versículo. Veamos entonces estas características.


I. “TENER UN MISMO SENTIR”. La frase “mismo sentir” viene de una sola palabra en el griego, que es “homopphron” (homos = lo mismo; phren = la mente), de manera que lo que quiere decir es que tanto el esposo como la esposa deben de tener la misma mente, compartir las mismas ideas en los temas claves de su matrimonio, tales como: la cantidad de hijos que quieren tener, las prioridades financieras, estar conscientes que la Palabra de Dios es autoridad en sus vidas; las amistades, el tiempo para compartir juntos, etc. No es fácil ponerse de acuerdo en todo, pero sí, en los aspectos más importantes de la vida del matrimonio. 

El tener la misma mente, les permitirá unir sus recursos para alcanzar los objetivos más pronto, y se podrán gozar juntos, porque no será la victoria de uno, sino de ambos.


No es bueno que un cónyuge tome decisiones por encima de la opinión del otro, pues eso, puede crear pequeñas fisuras que pueden ir creciendo hasta convertirse en problemas mayores. Para buscar este objetivo de tener una misma mente, se recomienda lo siguiente: 


  • Orar juntos pidiendo a Dios tener unidad de propósito, 
  • Dedicarse tiempo como esposos para platicar sobre los temas donde no están de acuerdo,
  • Escribir los objetivos principales de su matrimonio, y si no hay armonía en algunos aspectos, buscar consejería para resolver el asunto con una persona espiritual.


II. “TENER COMPASIÓN”. La palabra compasión en griego es: “Sumphates”, que significa: sufrir con otro, ser afectado similarmente, que comparte los mismos sentimientos; en español significa: “El movimiento del alma que nos hace sensibles al mal que padece otra persona”. 

Algunas personas son por naturaleza compasivas, pero para otros tienen que ser una intención; esta es una cualidad del carácter que nos permite experimentar el dolor de la otra persona, como decimos comúnmente “ponerse en los zapatos de la otra persona”; esto nos acerca a nuestro cónyuge proveyéndonos mayor comprensión de su condición y preparándonos para buscar posibles soluciones.


¡Dios no nos pide que entendamos a las mujeres, pero sí nos pide que seamos compasivos con ellas! Esta característica nos lleva a la comprensión de su situación; de manera que, debemos estar pendientes de los problemas y necesidades que padece nuestro cónyuge y ser compasivos unos a otros.


III. “AMÁNDOOS FRATERNALMENTE”. Esta frase en griego es una sola palabra “filadelfos” (fileo= amo; adelfos= hermano); amarse como hermanos, ser amigos; acá tenemos un mensaje hermoso y es que Dios quiere que el esposo y la esposa sean excelentes amigos en toda su vida. Un cónyuge, debería de tener cinco objetivos básicos en su vida familiar: 


  • Ser un buen hijo de Dios, 
  • Ser un buen amante, 
  • Ser un buen padre, 
  • Ser un buen proveedor,
  • Ser el mejor amigo de su cónyuge. 


Dios sabe que el ser humano no debe de estar solo, y, por lo tanto, en el matrimonio se dan las condiciones ideales para desarrollar una amistad total e íntima, que cuenta con toda la confianza y la aprobación divina para que juntos, puedan sobreponerse a los problemas de la vida y disfrutar juntos de cada bendición que Dios les envíe.


IV. “SER MISERICORDIOSOS”. Esta palabra significa: “La manifestación externa de la compasión”; es la compasión manifestada en actos que llenan una necesidad; si la compasión no está acompañada de misericordia, no es genuina; ¡Dios es rico en misericordia! (Efesios 2:4), y como producto de ella, nos ha dado la salvación, pues tuvo compasión de ver a la humanidad perdida y esclavizada por el pecado. ¡Jesús tuvo compasión de los cinco mil y les dio de comer!, tuvo compasión de las multitudes porque estaban desamparadas como ovejas sin pastor y manifestó Su misericordia pidiendo que oraran por ellos y enviándoles a predicar el Evangelio. Así que, si Dios hace que tengamos misericordias nuevas cada mañana (Lamentaciones 3:23), también nosotros debemos de ser misericordiosos con nuestro cónyuge. Si nuestra compasión es verdadera, terminará en acciones misericordiosas para cubrir las necesidades de la otra persona, de manera que ésta, se encuentre feliz.


Los hombres han desarrollado una tendencia a creer que el verdadero hombre es dogmático, autoritario y machista; sin embargo, estas características impiden que el hombre sea sensible a las necesidades de su esposa y le imposibilita alcanzar los propósitos de Dios en el matrimonio, donde ambos son coherederos de la vida.


V. “SER AMIGABLE”. Podríamos pensar que esta característica ya se ha cubierto en el punto tres, pero, esta se refiere a algo totalmente diferente cuando revisamos lo que significa “amigable” en el idioma griego: “filótron” ser amistoso de mente, o sea, amable. Esta palabra en el español se refiere a una persona que se comporta con agrado, educación y afecto hacia los demás. Se trata de ayudar al cónyuge a llevar una carga, saludar, sonreír, dar gracias, ser atento, ceder el puesto, felicitar, etc. Así que, fuera tosquedad, fuera el ser groseros, y dejemos que la amabilidad se manifieste en nuestra vida matrimonial; ¡una pareja donde la cortesía y la amabilidad se da entre ellos, es una pareja de oro! 


¿Te consideras tú una persona amable y educada? Ahora nos damos cuenta que la voluntad de Dios es que seamos educados y amables entre los cónyuges.


Todas estas cualidades integradas, nos darán una unidad matrimonial que hará fuerte y estable nuestro hogar, volviéndolo un verdadero ejemplo para los demás. ¡Un matrimonio unido es la mejor herramienta para mostrar a los demás, lo que Dios es capaz de hacer cuando confiamos en Él!


¿Cómo está tu matrimonio? 

¡Te animo a que practiques estas características en tu hogar!, de manera que tu matrimonio sea para alabanza y gloria de Dios.


Pastor Nelson Reynaldo Pérez

Director Gral. Cinco E Internacional

www.cincoe.org





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