SOMOS COHEREDEROS CON CRISTO

SOMOS COHEREDEROS CON CRISTO 

 

Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados” Romanos 8:17 

 

Existen muchas personas que nunca en su vida han recibido una herencia acá en la tierra, y tampoco tienen esperanza de recibirla; sin embargo, si tú has nacido de nuevo, tu Padre Celestial tiene reservada para ti una herencia hermosa, la cual, no se compara a la mejor herencia que alguien pudiera recibir en la tierra.  

 

¿Cómo es esa herencia? 

¡Dios quiere que conozcas cuáles son las riquezas de la gloria de Su herencia en los santos!; esto estudiaremos en nuestra reflexión. 

I. NUESTRO PADRE CELESTIAL ES EL DUEÑO DE TODO. “De Jehová es la tierra y su plenitud; El mundo, y los que en él habitan. Porque él la fundó sobre los mares, Y la afirmó sobre los ríos” Salmos 24:1 

¡Dios es el dueño de todo porque Él es el creador!; Tú solo eres Jehová; tú hiciste los cielos, y los cielos de los cielos, con todo su ejército, la tierra y todo lo que está en ella, los mares y todo lo que hay en ellos; y tú vivificas todas estas cosas, y los ejércitos de los cielos te adoran” (Nehemías 9:6). Decir que Dios es dueño de todo, nos hace pensar que todas las cosas le pertenecen a Él; pero, estamos dejando por un lado lo más importante y es que, ¡Él tiene toda la autoridad sobre todo!; es decir, ¡Él es Soberano! Hay dos implicaciones que tiene esta verdad, la primera de ellas es que “yo le pertenezco a Dios”, y que nada de lo que yo tengo es mío; la segunda es que, estar consciente de quién es mi Padre me ayuda a confiar en Él cuando estoy pasando por problemas, ya que no hay nada imposible para Él, pues tiene toda la autoridad y me ama, por lo que, sin duda escuchará tu oración.  

 

¿Qué pensamiento viene a tu mente al saber que tu Padre es el dueño de todo?, ¿que Él es Soberano? 

 

II. JESÚS ES EL HEREDERO DE TODO. En el principio, Dios había dado a Adán la autoridad sobre este mundo para que señoreara sobre todo. Es similar a que Dios haya construido una casa y una vez terminada, vino a Adán y le entregó las llaves para darle toda autoridad sobre ella; pero cuando este pecó, le quedó la autoridad a Satanás, y por eso, él se constituye como “el príncipe de este mundo”. Aun nuestro Señor Jesucristo lo reconoció como tal: No hablaré ya mucho con vosotros; porque viene el príncipe de este mundo, y él nada tiene en mí” (Juan 14:30), y cuando Satanás tentó a Jesús, no le argumentó con respecto al ofrecimiento que le hizo, Otra vez le llevó el diablo a un monte muy alto, y le mostró todos los reinos del mundo y la gloria de ellos, y le dijo: Todo esto te daré, si postrado me adorares” (Mateo 4:8). 

 

Jesús venció a Satanás en la cruz, “Y despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz” (Colosenses 2:15)“así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo” (Hebreos 2:14). 

 

¡Cuando Jesús venció a Satanás en la cruz, le quitó la autoridad que éste le había quitado a Adán!, y según lo describe Apocalipsis 5:1-5, ¡Jesucristo es el único que puede abrir el libro y quitar sus sellos! Ese libro es “el documento legal de la propiedad de la tierra”. “…Que decían a gran voz: El Cordero que fue inmolado es digno de tomar el poder, las riquezas, la sabiduría, la fortaleza, la honra, la gloria y la alabanza. Y a todo lo creado que está en el cielo, y sobre la tierra, y debajo de la tierra, y en el mar, y a todas las cosas que en ellos hay, oí decir: Al que está sentado en el trono, y al Cordero, sea la alabanza, la honra, la gloria y el poder, por los siglos de los siglos” (Apocalipsis 5:12-13). 

¡Jesús recibe toda autoridad, y los reinos del mundo le pertenecen!  

 

El séptimo ángel tocó la trompeta, y hubo grandes voces en el cielo, que decían: Los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo; y él reinará por los siglos de los siglos” (Apocalipsis 11:15). Una vez vencido el diablo, Jesús es el heredero de todo “En estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quién asimismo hizo el universo” (Hebreos 1:2). 

 

III. SOMOS COHEREDEROS CON CRISTOBendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos, para una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros” (1 Pedro 1:3-4). En estos versículos, La Palabra de Dios nos revela que nuestra herencia es: INCORRUPTIBLE, lo que significa que es indestructible, inmortal, que dura para siempre, no es dañada por el óxido ni por la polilla o el fuego; no necesita mantenimiento, siempre será nueva. Así también, nuestra herencia es INCONTAMINADA, es decir pura, sin mácula, sin mancha, limpia, perfecta; y finalmente, nuestra herencia es INMARCESIBLE, lo que significa que es perpetua, inmarchitable, que permanece para siempre.  

 

En realidad, Pedro no describe nuestra herencia, sino, sólo nos da sus características, ¡porque nuestra herencia es también indescriptible, es increíble, es grande y gloriosa! Con una herencia tan maravillosa, ¿quién quiere llevarse algo de la tierra al cielo? acá, las propiedades son corruptibles, se destruyen. Si te heredaron un vehículo, hay que darle mantenimiento, se deprecia y se destruye, pierde su valor, pierde actualidad, se vuelve obsoleto, pasa de moda.   

¡En la tierra nada es perpetuo!; es decir, tú mueres y dejas de ser el dueño, lo que tenías, pasa a ser propiedad de otros. 

 

¡Esta herencia no es para todas las personas!, es solamente para los que han recibido a Cristo como Señor y Salvador, llegando a ser hijos de Dios y miembros de la familia celestial en este período de la gracia. Pedro les está escribiendo esto a los que fueron perseguidos y tenían que andar huyendo; habían perdido su herencia, la cual, recibieron de sus padres, pero, ¡la herencia que Dios nos ofrece no la perderemos jamás!  

 

¿Estás consciente de la preciosa y gloriosa herencia que Dios tiene reservada para ti?  

Nosotros no merecemos este privilegio, pero, deberíamos de vivir dignamente de acuerdo al futuro que nos espera. 

Pastor Nelson Reynaldo Pérez

Director Gral. Cinco E Internacional

www.cincoe.org



 

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