CÓMO VENCER EL RESENTIMIENTO
“Oísteis que fue dicho: Ojo por ojo, y diente por diente” Mateo 5:38
Este versículo es reconocido como “La Ley del Talión”, la idea era que el castigo fuese una “pena idéntica” como medio idóneo para hacer justicia. Dicho castigo, debería causar un daño similar al que provocó quien hizo una ofensa o cometió un delito; el propósito que tenía, era frenar el instinto de venganza que los seres humanos tenemos y que experimentamos cuando somos ofendidos.
Aunque la venganza no es aceptada en nuestras sociedades, muchas películas están basadas en el sentimiento de venganza del protagonista principal, resultando muy bien aceptadas en la sociedad; ya que hay muchas injusticias, casos que quedan impunes y la justicia de los hombres deja mucho que desear. Por lo tanto, el ver este tipo de películas hace que los espectadores se liberen, en parte, de tanta maldad que existe a su alrededor.
Como hijos de Dios, Él espera que nosotros nos movamos en un plano totalmente diferente, pues ¡Dios nos ha capacitado para amar a nuestro enemigo!; para aborrecer el mal por medio del temor de Dios y nos ha dado la capacidad de hacer el bien por medio del Espíritu Santo. Entonces, si esto es cierto ¿por qué hay muchos cristianos que hoy día son vengativos?, si se les ofende, responden con otra ofensa.
¡Muchas malas ideas vienen a la mente de un cristiano ofendido!, pero, ¡el temor de Dios en él, no le permite llevar a cabo la maldad de su corazón!
Por medio de esta reflexión, aprenderemos cómo vencer la venganza y el resentimiento en nuestra vida; y, a comportarnos como verdaderos hijos de Dios, como agentes de paz.
El principio es “no combatir la injusticia”, sino, “hacer justicia”; por eso dice La Palabra, “No resistáis al que es malo”. Para poder entender este principio, El Señor nos lo ilustra con tres ejemplos:
I. “A cualquiera que te hiera en la mejilla derecha, vuélvele también la otra” (Mateo 5:39).
Para poder entender muy bien estos ejemplos, no debemos verlos de forma literal, ya que, Jesús usó estas ilustraciones de Su entorno social para enseñarnos un principio. Si una persona quiere realmente golpear a otra en la cara, jamás le dará en la mejilla derecha, sino, en la izquierda; la única forma de que alguien pudiera golpear la mejilla derecha era haciéndolo con el dorso de la mano, y según la ley rabínica, recibir un golpe así era mucho más insultante que hacerlo con la palma de la mano.
Lo que nos quiere decir Jesús es que, si alguien nos insulta, que no perdamos la cordura espiritual o el gozo, sino, dejemos que el Espíritu Santo controle nuestra vida y no permita el resentimiento ni la venganza.
Lamentablemente, la venganza está tan enraizada en nuestra vida cotidiana, que hasta los niños la practican, y dicen: “si no me das helado, yo tampoco te daré”; la esposa cuyo cónyuge le ha sido infiel piensa: “lo golpearé”, “le quemaré la ropa”, “le echaré agua caliente”, “también le seré infiel”; otros dicen: “si tal persona no me habla, yo tampoco le hablaré”, “si no me saluda, yo tampoco lo saludaré”, “él no vino a mi cumpleaños, yo no iré al suyo”; “me levantó las luces, yo también se las levanto”… ¡permitir la venganza en lo poco, es abrirle las puertas en las cosas mayores!, pues ya tenemos el hábito; pero, si dejamos que el Espíritu Santo sea el que reacciona en estos insultos, no permitirá que seamos ofendidos y nuestra reacción será totalmente contraria a nuestra naturaleza humana.
- ¿Eres una persona explosiva o agresiva?
- ¿Cómo reaccionas cuando alguien te ofende?; ¡recuerda que si reaccionas en la carne, no estás aceptando el consejo de Jesús!, y abres la puerta para cosechar mayores problemas en tu vida.
II. “Y al que quiera ponerte a pleito y quitarte la túnica, déjale también la capa” (Mateo 5:40).
Nuevamente es necesario entender el contexto para saber su aplicación; cuando leemos “al que quiera ponerte a pleito” se refiere a un litigio en los tribunales. La “túnica” era una especie de camisa de algodón o lino que se usaba debajo de la ropa; hasta el hombre más pobre tenía más de una de estas túnicas. La “capa”, era una vestimenta exterior de forma rectangular y larga que se usaba como una toga durante el día y como cobija durante la noche; los judíos, por lo general, tenían una sola capa; la túnica era confiscable, pero la capa no.
“Si tomares en prenda el vestido de tu prójimo, a la puesta del sol se lo devolverás. Porque solo eso es su cubierta, es su vestido para cubrir su cuerpo. ¿En qué dormirá? Y cuando él clamare a mí, yo le oiré, porque soy misericordioso” (Éxodo 22:26-27), nadie tenía derecho a quitarle la capa permanentemente como prenda de una deuda. La enseñanza que Jesús nos da, es totalmente opuesta a lo que en nuestros días se enseña, pues los hijos de Dios no deberían de exigir la satisfacción de sus derechos; ¡un cristiano debe de considerarse como si no tuviera ningún derecho!
¡Muchos cristianos están dispuestos a reclamar sus derechos e ir a los tribunales aun en lo más mínimo!; de esta manera, buscan la justicia de los hombres. ¡Los recursos que tenemos los cristianos son más justos!, la venganza y la justicia deberíamos dejarla a Dios y cuidar que nuestro corazón no se contamine de resentimientos y amarguras; “Encomienda a Jehová tu camino, Y confía en él; y él hará. Exhibirá tu justicia como la luz, Y tu derecho como el mediodía”; “Guarda silencio ante Jehová, y espera en Él. No te alteres con motivo del que prospera en su camino, Deja la ira, y desecha el enojo; No te excites en manera alguna a hacer lo malo. Porque los malignos serán destruidos, Pero los que esperan en Jehová, ellos heredarán la tierra” (Salmos 37:5-6; 8-9),
¡Cuando nos ocupamos en nuestros deberes, Dios vela por nuestros derechos!
III. “Y a cualquiera que te obligue a llevar carga por una milla, ve con él dos” (Mateo 5:41).
La expresión “te obligue a llevar carga” tiene un contexto judío muy propio de la época de Jesús. Esta historia tiene que ver con el origen de la palabra, la cual procede de los persas; ellos tenían un sistema de correos muy sofisticado, el camino a recorrer lo dividían en postas y había un día entre cada posta. Estas eran como centros de abastecimiento donde podían encontrar comida, un caballo de repuesto, agua y todo lo que necesitara el que llevaba la correspondencia; si algo faltaba en la posta, cualquier persona podría ser obligada a proveer lo necesario o llevar el correo a la siguiente posta.
Los romanos usaban este concepto para obligar a los judíos a punta de lanza, para que sirvieran en lo que ellos necesitaban y, a veces, eran cosas muy humillantes, por ejemplo: “Cuando salían, hallaron a un hombre de Cirene que se llamaba Simón; a este obligaron a que llevase la cruz” (Mateo 22:32).
Como hemos visto, lo que nuestro Señor Jesucristo nos está enseñando es que, si alguien nos obliga a “llevar carga por una milla”, no cumplas esta obligación con amargura y resentimiento; sino, ¡ve con él “dos millas” con alegría y buena voluntad!
La idea es que podamos hacer a un lado la obligación y convertirla en una oportunidad para servir, es allí donde debemos de movernos en el ámbito del servicio.
¡Haz que tus obligaciones se conviertan en servicios!, la clave, es la respuesta a la siguiente pregunta: ¿A quién estas sirviendo, al hombre o a Dios? “no sirviendo al ojo, como los que quieren agradar a los hombres, sino como siervos de Cristo, de corazón haciendo la voluntad de Dios; sirviendo de buena voluntad, como al Señor y no a los hombres” (Efesios 6:6-7).
¡Siempre, debes ir más allá de lo que te pidan!, si tu jefe te pide trabajar en un horario, tú puedes ir más allá con alegría; ¡que tu sentido de servicio sea más grande que tu obligación!
¡Como hijos de Dios, no debemos de permitir la venganza!, ni entrar en pleitos por exigir derechos, sino, servir con alegría venciendo la obligación.
Recuerda siempre que, ¡estamos para hacer justicia y no para combatir injusticias!
Pastor Nelson Reynaldo Pérez
Director Gral. Cinco E Internacional
www.cincoe.org
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