LA CONVERSIÓN DE LA FAMILIA DE JESÚS

 ¿No es este el hijo del carpintero? ¿No se llama su madre María, y sus hermanos, Jacobo, José, Simón y Judas?” Mateo 13:55 

 

Hablar acerca de la familia de Jesús, es decir, de José, María y sus hijos; es un poco controversial cuando se toman en cuenta conceptos y perspectivas humanas, pero, si respetamos lo que dice La Biblia, basaremos nuestro criterio en valores absolutos y confiables.  

La Biblia dice que Jesús es el hijo unigénito de Dios (Juan 3:16), o sea, ¡es el único hijo de Dios!, y como María concibió del Espíritu Santo, entonces José no tuvo nada ver en la concepción de Jesús, La Biblia dice que Jesús fue el primogénito de María, “Y dio a luz a su hijo primogénito, y lo envolvió en pañales, y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón” (Lucas 2:7). La palabra primogénito, da a entender que es el primero de varios hijos que ella tuvo posteriormente con José; así llego a conformarse la familia de Jesús. 

 

Según Mateo 13:55 entendemos que Jesús llegó a ser reconocido como “el hijo del carpintero”, y que su mamá era María, que tenía 4 hermanos: Jacobo, José, Simón y Judas y además, el siguiente versículo dice: ¿no están todas sus hermanas con nosotros?  

 

Veremos qué dice La Biblia de la familia de nuestro Señor Jesucristo. 

 

I. ¿CÓMO ERA LA FE DE LA FAMILIA DE JESÚS? Cuando Jesús inició Su ministerio, Su familia no creía en las cosas que Él hacía o decía; por lo tanto, no le daban honra como el Mesías o como Dios; “Y se escandalizaban de él. Pero Jesús les dijo: No hay profeta sin honra, sino en su propia tierra y en su casa. Y no hizo allí muchos milagros, a causa de la incredulidad de ellos” (Mateo 13:57-58). La incredulidad estaba gobernando el corazón de la familia de Jesús y aunque sabían que no era como los demás, por falta de fe, Él no pudo desarrollar Su ministerio entre Su familia. A veces sucede que los de afuera valoran más las virtudes que Dios ha dado a los miembros de una familia; el Señor Jesucristo tuvo que salir de Su casa en Nazareth e irse a vivir a Capernaúm a casa de Pedro y desde allí, desarrollar Su ministerio. 

 

Está por demás decir que tampoco creyeron en el ministerio de su primo Juan el Bautista, porque sus corazones no estaban listos para recibir al Mesías. Los hermanos de Jesús no sólo no creían en Él, sino que estaban convencidos que estaba fuera de sí, Cuando lo oyeron los suyos, vinieron para prenderle; porque decían: Está fuera de sí” (Marcos 3:21); la palabra “prenderle” en el griego implica el uso de la fuerza para llevárselo, pues era la responsabilidad de una familia no sólo cuidar de sus miembros, sino, salvar el “honor” y buen nombre tanto de la persona afectada como la del linaje. Ellos consideraron que lo más sensato era llevárselo a la fuerza; es posible que ellos pensaran que estaba endemoniado como sugiere el contexto del pasaje, pues en aquel entonces, la locura se asociaba a la posesión demoníaca.  

 

¿Se pueden imaginar la escena de los hermanos de Jesús tratando de llevárselo a la fuerza?; su incredulidad era tanta que, creyendo hacer el bien, estaban interrumpiendo y obstaculizando Su ministerio como Redentor de la humanidad.  

¡Cómo es posible que tuvieron en su casa al mismo “Mesías”, al “Creador del universo”, al “Gran Yo Soy”, al “Rey de reyes”, a ¡Dios mismo!; y juntos llegaron a la conclusión que estaba loco; ¡ni siquiera su mamá pudo detenerlos! ¿Sería porque estaban firmes en “prenderle” o porque la autoridad de las mujeres en aquel entonces era mínima? También en una ocasión, ella los acompañó para hablar con ÉlY le dijo uno: He aquí tu madre y tus hermanos están afuera, y te quieren hablar. Respondiendo él al que le decía esto, dijo: ¿Quién es mi madre, y quiénes son mis hermanos? Y extendiendo su mano hacia sus discípulos, dijo: He aquí mi madre y mis hermanos. Porque todo aquel que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos, ese es mi hermano, y hermana, y madre” (Mateo 12:46:50). Claramente dijo que Su madre y Sus hermanos eran los que hacían la voluntad de Dios y se refería a los discípulos que estaban escuchando Sus enseñanzas, entre los cuales, no había ninguno de su familia. 

 

Creo que nuestra confianza en Dios va aumentando y hasta ese momento, Su familia no había despertado espiritualmente para reconocerle como El Mesías, como Dios hecho carne; y me pregunto, ¿cuántos están pasando por una situación similar?, quienes su familia rechaza su fe y no les apoya en su servicio a Dios. Lo que Jesús hizo fue sembrar la semilla de La Palabra de Dios y esperar que diera su fruto en su tiempo.  

¿Te identificas con la fe de la familia terrenal de Jesús? o ¿con la fe de los discípulos? 

 

II. ¿QUÉ FUE LO QUE TRANSFORMÓ LA FE DE LA FAMILIA DE JESÚS? El primer indicio de que la familia de Jesús está acercándose a Él, es cuando La Biblia menciona que Su madre María estaba junto a Él en la cruz, mostrando el amor de madre y a lo mejor preguntándose, ¿qué paso con las promesas que me dio el ángel en su nacimiento?, Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre; y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin” (Lucas 1:32-33). Sin embargo, en su razonamiento, ella estaba viendo el final de la vida de su hijo; pero, la muerte de Jesús fue tan inusual, que despertó la fe de muchos y el día siguiente su mamá, fue con María Magdalena y otras mujeres para ungirlo, pero un ángel les dijo que ya había resucitado como había dicho, “Entonces ellas se acordaron de sus palabras”; ¡después de una gran tristeza, una gran alegría al saber de Su resurrección!  

 

¡No hay ninguna duda que la semilla de La Palabra de Dios que Jesús sembró en sus corazones, ya estaba dando sus frutos! 

 

De seguro María les contó a sus hijos la buena noticia, pero, lo que realmente impactó la vida de ellos fue que Jesús decidió manifestarse a Su hermano Jacobo (Santiago) según 1ª. Corintios 15:7. Este texto no dice de qué platicaron, pero en Hechos 1:3 aprendemos que se les aparecía y platicaba del reino de Dios, es decir, del ministerio, “Apareciéndoseles durante cuarenta días y hablándoles acerca del reino de Dios”; de manera que, esa conversación que tuvo Jesús con Su hermano Jacobo, hizo que su fe se fortaleciera de tal manera, que su vida fue transformada completamente y de allí en adelante él dedicó el resto de su vida al ministerio de la predicación del Evangelio. 

Jacobo estuvo, entre los que esperaban la venida del Espíritu Santo en el Aposento Alto, Todos estos perseveraban unánimes en oración y ruego, con las mujeres, y con María la madre de Jesús, y con sus hermanos” (Hechos 1:14). Finalmente, la familia de Jesús completa estaba orando y rogando a Dios junto con los apóstoles. ¡La Palabra de Dios nunca regresa vacía! y los que sembramos la semilla en medio de grandes problemas y dificultades veremos los frutos con gran gozo, Los que sembraron con lágrimas, con regocijo segarán” (Salmos 126:5-6) 

 

¿Estás orando por un miembro de tu familia que todavía no tiene a Cristo en su corazón?  

¡Sigue sembrando la semilla, riégala con oración y abónala con tu testimonio!, y pronto te regocijarás con lindos frutos. 

 

III. LLEGARON A TENER UNA VISIÓN, A LA CUAL DEDICARON SUS VIDAS. Es fácil pensar que la familia de Jesús se involucró fuertemente en el ministerio de la predicación de La Palabra; por ejemplo, a Su hermano Jacobo, La Biblia lo describe como una columna de la Iglesia, “Y reconociendo la gracia que me había sido dada, Jacobo, Cefas y Juan, que eran considerados como columnas, nos dieron a mí y a Bernabé la diestra en señal de compañerismo…” (Gálatas 2:9). Jacobo fue quien presidió el primer concilio en Jerusalén (Hechos 15:13); Dios le permitió escribir el libro de Santiago, y también a Judas El Espíritu Santo le inspiró para escribir el libro que lleva su nombre; ambos libros nos exhortan a permanecer en una verdadera fe en Cristo Jesús. 

 

¿Qué tiene que hacer Dios para que tú despiertes espiritualmente y le puedas servir en el ministerio? 

 

¡Es hermoso el gran ejemplo que Jesús nos ha dejado!, de cómo una familia, por difícil que sea, puede llegar a ser transformada por el poder de Dios y dar sentido a sus vidas para expandir el Evangelio de nuestro Señor Jesucristo.  

Pastor Nelson Reynaldo Pérez

Director Gral. Cinco E Internacional

www.cincoe.org





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