SALVADOS POR CRISTO!, PERO AMIGOS DEL MUNDO
“¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios” Santiago 4:4
¡Cuando recibí a Cristo en mi corazón, estaba muy feliz, lleno de gozo, saltaba de alegría!; comencé a disfrutar de la bendición de tener al Espíritu Santo en mi corazón y mi vida comenzó a cambiar en muchos aspectos, valores y amigos; dejé de rezar, comencé a orar y a fortalecer mi comunión con Dios día a día.
Lo que yo no entendía era que, desde el momento en que recibí el perdón de pecados por medio de Jesucristo, también estaba aceptando una lucha continua contra tres sigilosos y crueles enemigos: la carne, el mundo y el diablo.
En nuestro texto de esta reflexión, se menciona uno de estos enemigos: el mundo, el cual significa el sistema social en el que vivimos, cuyos valores están basados en el orgullo, la ambición, el egoísmo, la codicia y los placeres pecaminosos. Por eso, La Biblia nos dice: “No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él” (1 Juan 2:15).
El mundo ofrece poder, riquezas, posesiones, honores terrenales, logros intelectuales, prestigio social y casi todo lo que se desee; tiene a las personas ocupadas alcanzando estos objetivos toda su vida, siguiendo la corriente de este mundo con el objetivo de excluir a Dios de sus vidas.
Santiago nos describe tres características de cristianos que son enemigos de Dios, por amar este mundo:
I. EL CRISTIANO QUE ES ENEMIGO DE DIOS, VIVE DE ACUERDO A SUS PLACERES (Santiago 4:1-3).
Los cristianos que están afanados por complacer sus anhelos personales basados en sus placeres, se encontrarán con contiendas, pleitos, odio, codicia, envidia, insatisfacción y muerte. A esto se refiere Santiago cuando dice: “Las pasiones que batallan en nuestros miembros”. El Cristiano que está dedicado a alcanzar la satisfacción de sus deseos, vive una vida “hedonista”, la cual, es una filosofía que consiste en tener como el único objetivo de vida el placer personal, rechazando categóricamente en su corazón, cualquier actividad o conducta que les lleve a experimentar dolor o sufrimiento; por lo tanto, no pueden vivir sus vidas consagradas a Dios, porque esto implicaría sufrimiento, ya que, Jesús demandaba de Sus seguidores… “Y decía a todos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame”( Lucas 9:23).
Negarse a sí mismo y tomar la cruz, no es permitido en su estilo de vida, de manera que el tipo de vida que llevan, está en oposición a la vida espiritual que Dios nos demanda: “Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne” (Gálatas 5:16), y esto es justamente lo que ellos no pueden dejar de hacer, pues satisfacer los deseos de la carne es el propósito por el cual existen; y todavía quieren usar la oración para que Dios les complazca sus deseos y gastar en sus deleites. ¡Definitivamente, los amigos del mundo son hedonistas y los amigos de Dios no satisfacen los deseos de la carne!
¿Tus fatigas y esfuerzos de esta semana fueron para satisfacer tus deseos personales?, ¿o para alcanzar la voluntad de Dios en tu vida?
¿Cuáles son los esfuerzos que estás haciendo para mejorar tú comunión con Dios?
II. EL CRISTIANO QUE ES ENEMIGO DE DIOS, AMA ESTE MUNDO (Santiago 4:4).
La palabra enemigo significa: enemistad, hostilidad y antagonismo. Cuando el cristiano decide amar este mundo, según lo dice La Biblia, se constituye enemigo de Dios, lo cual, implica no sólo la pérdida de comunión con Él, sino tener una vida antagónica y hostil contra Dios y contra todo lo que significa vivir una vida santa como es agradable a nuestro Señor.
El cristiano que ama este mundo, no se da cuenta que está poniendo su amor en cosas pasajeras, pues así lo describe La Biblia: “Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre” (1 Juan 2:17).
¡Cuántos políticos ponen todo su esfuerzo para alcanzar un puesto en el sistema y el mismo sistema lo descarta más tarde!; ¡cristianos que deciden dar rienda suelta a sus placeres y pasiones, destruyendo así sus vidas y sus hogares!
¡No hay duda que todos los que aman este mundo, están condenados al desengaño y la desilusión!, lo triste del caso, es que sólo tienen una vida y cuando se vienen a dar cuenta, prácticamente ya han echado a perder las cosas más valiosas que tenían; ¡lástima que para muchos, ya será muy tarde!
Nadie puede estar enamorado de dos mujeres a la misma vez, ¡nadie puede amar a Dios y amar al mundo al mismo momento! ¡Sí amas a Dios, aborreces al mundo y si amas al mundo, Dios te aborrecerá a ti!
¿Adónde tienes puesto tu corazón, en el mundo o en Cristo? Recuerda que Jesús dijo: “Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón” (Mateo 6:21)
III. EL CRISTIANO QUE ES ENEMIGO DE DIOS, RESISTE AL ESPÍRITU SANTO (Santiago 4:5-6).
La única manera que Dios resista a una persona, es que esa persona resista a Dios, y precisamente es lo que hacen los soberbios; menosprecian La Palabra de Dios y la hacen a un lado, resisten al ministerio del Espíritu Santo en su corazón y terminan haciendo su propia voluntad.
El soberbio piensa que es más sabio que Dios y lo hace a un lado en su vida, aunque, continúa asistiendo a los círculos cristianos. Dios les habla por medio de Su palabra y ellos no escuchan, desestiman las autoridades espirituales para no incomodarse por el mensaje que predican; El Espíritu Santo les reprende por su pecado, pero ellos no quieren reconocerlo, a menos que haya testigos y pruebas, pero Dios ama la verdad en lo íntimo.
¿Estás luchando contra El Espíritu Santo?; una manera segura de saber si no eres enemigo de Dios, es que Su gracia se está manifestando grandemente en tu vida.
· Los amigos de Dios son: Humildes (v.6).
· Reciben la gracia de Dios (v.6).
· Se someten a Dios (v.7).
· Resisten al diablo (v.7).
· Están en comunión con Dios (v.8).
· Reconocen y confiesan su pecado (v.8).
Y, a los que dicen ser cristianos y aman este mundo, es decir a los de doble ánimo, les pide que:
ü Purifiquen sus corazones (v.8).
ü Acepten el dolor y el sufrimiento como un proceso para vivir una vida santa (v.9).
ü Que se humillen delante del Señor (v.10).
¡Deberíamos de estar muy agradecidos con Dios por habernos dado una gran salvación!, ¡deberíamos entregar nuestras vidas en agradecimiento por tanto amor que nos ha mostrado!
¡El mundo no ha hecho nada más que destruirnos!, entonces ¿por qué habríamos de amar al mundo si es Jesús quien nos ha amado y dado la salvación?
¡Te invito a que confirmes tu amor a Dios y tu aborrecimiento a este mundo!
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