CONSAGRANDO NUESTRA VIDA A CRISTO
“Dame, hijo mío, tu corazón, Y miren tus ojos por mis caminos” Proverbios 23:26
¡En este versículo, tenemos dos instrucciones que le darán un rumbo diferente a nuestra vida!, llegaremos al lugar donde Dios quiere que estemos, de acuerdo a Su voluntad; sí, un versículo tan pequeño tiene un contenido muy trascendental para nuestro cristianismo, ¡Dios sabe que nosotros mismos no podemos llevar nuestra vida como a Él le agrada!; así que, Él quiere que le permitamos dirigirla de tal manera, que alcancemos los objetivos máximos.
Si comparamos nuestra vida con el vagón de un tren, Dios nos está ofreciendo los dos “rieles” necesarios para que ese “vagón” tenga una ruta divina y con un objetivo definido, para que nuestra vida sea un ejemplo para los demás y para Su honra, alabanza y gloria.
¿Cuáles son esos dos rieles y cómo permanecer en ellos?, de eso se trata esta reflexión.
I. La primera instrucción que Dios nos hace es “QUE LE DEMOS NUESTRO CORAZÓN”.
“Dame, hijo mío, tu corazón” (Proverbios 23:26). Es decir, que vivamos una vida dedicada a Dios, como lo diría el apóstol Juan “andemos en luz”; o el apóstol Pablo, “Andad en el Espíritu”, Dios claramente nos está diciendo: “Dame hijo mío tu corazón”.
Es bueno que reflexiones, porque Dios no te pide otra cosa, sino, tu corazón; no te está pidiendo que seas un gran evangelista, que seas un pastor de renombre, que seas un fundador de ministerios, que tu vida esté llena de grandes obras; Él no quiere tus títulos, Él no quiere que memorices libros enteros de La Biblia, no quiere que tengas fama, poder, riquezas, posesiones o que hagas grandes hazañas para Él; ni le interesa tu posición o autoridad, sino, tu corazón.
Existen muchos hombres honestos que, equivocadamente quieren agradar a Dios con sus obras, pero, su corazón está lejos de Él dejándolo libre, de tal manera que ese corazón es fácilmente conquistado por la vanagloria, la avaricia, por pasiones desordenadas o por su orgullo; por eso dijo Jesús a los fariseos, “Este pueblo de labios me honra; más su corazón está lejos de mí” (Mateo 15: 8).
Es posible que puedas alcanzar el éxito público sin que le hayas entregado tu corazón a Dios, y que tus victorias te hagan creer que estás haciendo bien las cosa
s, pero, Dios te conoce y este día Él te dice: “hijo mío dame tu corazón”.¿Cuál será tu respuesta?, a veces nos desgastamos procurando mantener nuestra imagen delante de los demás, pero es más importante que te preguntes: ¿cómo estoy delante de Dios?
¿Por qué Dios nos pide el corazón? Según el diccionario, el corazón es el lugar en el cual se alojan los sentimientos internos, los deseos y las pasiones de las personas; esta definición, no está lejos de lo que La Biblia nos enseña; veamos algunos textos que nos hablan del corazón:
Es el centro de las emociones, “Después de esto se turbó el corazón de David, porque había cortado la orilla del manto de Saúl” (1 Samuel 24:5).
Ahí están las intenciones, “Y Natán dijo al rey: Anda, y haz todo lo que está en tu corazón, porque Jehová está contigo (2 Samuel 7:3).
Es donde se encuentra la voluntad; donde se toman las decisiones, “Si tú dispusieres tu corazón, Y extendieres a él tus manos” (Job 11:13).
Determina el rumbo de tu vida, “Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; Porque de él mana la vida (Proverbios 4:23).
En el corazón están los deseos sexuales, “No codicies su hermosura en tu corazón, Ni ella te prenda con sus ojos” (Proverbios 6:25).
En él hay mucho engaño y perversidades, “Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá? (Jeremías 17:9).
Ahí están los valores que usamos para expresar nuestras opiniones, “Porque de la abundancia del corazón habla la boca” (Mateo 12:34).
Es del corazón de donde surgen los pecados, “Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias” (Mateo 15:19).
Por estas razones Dios te está diciendo: “hijo mío, dame tu corazón”.
¡Él quiere arreglar tu corazón!, ¡Él sabe la condición de tu corazón y hacia qué está inclinado!, ¡Él quiere sanarte!, ¡Él quiere hacer en ti la obra que no puedes hacer solo!
II. La segunda instrucción es “QUE TUS OJOS VEAN POR SUS CAMINOS” (Proverbios 23:26).
Te está diciendo que te guíes en tu vida conforme a La Palabra de Dios, la cual, te dará grandes beneficios: “Hijo mío, si recibieres mis palabras, Y mis mandamientos guardares dentro de ti, Haciendo estar atento tu oído a la sabiduría; Si inclinares tu corazón a la prudencia, Si clamares a la inteligencia, Y a la prudencia dieres tu voz Si como a la plata la buscares, Y la escudriñares como a tesoros, Entonces entenderás el temor de Jehová, Y hallarás el conocimiento de Dios. Porque Jehová da la sabiduría, Y de su boca viene el conocimiento y la inteligencia” (Proverbios 2:1-6).
Dios quiere que andes conforme Su Palabra para proteger tu corazón, para guardarte del mal, para forjar un corazón limpio, puro y sano; el cual, dará honra y gloria a Él. Dios sabe por qué en este día te está pidiendo tu corazón.
¡Entrégale tu vida!, Dios quiere evitarte fracasos y un mal futuro, ya que Él es experto en sanar corazones.
¡Entregar tu corazón y andar en Su Palabra son los dos “rieles” sobre los cuales debe sostenerse tu vida para que llegues a un destino agradable!
La Palabra de Dios te dice hoy: ¡hijo mío dame tu corazón!, ¿Cuál es tu respuesta?
Pastor Nelson Reynaldo Pérez
Director Gral. Cinco E Internacional
www.cincoe.org
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