EL PROPÓSITO DE DIOS EN LO BUENO Y EN LO MALO
“¿Quién será aquel que diga que sucedió algo que el Señor no mandó?” Lamentaciones 3:37
El libro de Lamentaciones, como su mismo nombre lo dice, contiene lamentos por la caída de Jerusalén y la destrucción del templo.
Es interesante que, en el libro de Habacuc, el profeta pide a Dios en oración que haga justicia a Jerusalén por tanta maldad (Habacuc 1:1-4); el profeta Abdías nos describe cómo Dios hizo la disciplina sobre Jerusalén por su pecado, y fue arrasada por los babilonios; y en el libro de Lamentaciones, el profeta Jeremías se lamenta por los estragos que causó el pecado en Jerusalén.
En los tiempos de su cautiverio, se leían estas endechas para hacer meditar al pueblo hacia donde le había llevado el pecado y sus amargas consecuencias; el propósito del libro de Lamentaciones era hacer meditar al pueblo que estaba en cautiverio, las amargas consecuencias del pecado y buscar el arrepentimiento en sus vidas.
A pesar de todas las malas actitudes contra Dios, por parte del pueblo, leemos en Lamentaciones 3:22: “Por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos…”;
quiero que pensemos y meditemos sobre este hecho de justicia divina, para que a nosotros no nos suceda algo similar. Si hemos pecado es necesario evaluar nuestras vidas y aprender sabiamente a no caer nuevamente en el mismo hoyo de iniquidad y caminar en santidad delante de Dios.
I. DIOS DISCIPLINA A CAUSA DEL PECADO.
“¿Quién será aquel que diga que sucedió algo que el Señor no mandó? ¿De la boca del Altísimo no sale lo malo y lo bueno? (Lamentaciones 3:37-38). El pueblo de Israel había pecado contra Dios, “Pecado cometió Jerusalén, por lo cual ella ha sido removida…” (Lamentaciones 1:8), por lo tanto, Dios disciplinó al pueblo y envió muchos males por medio de los babilonios, pero el pueblo no estaba consciente de su pecado y pensaba que Dios no podía enviarles ese mal; por eso, no aceptaban que algo malo podría venir de Dios.
El pueblo de Israel creía que el mensaje de La Palabra de Dios era malo y que mejor era guiarse por su malvado corazón, que obedecer la voz de Dios (Jeremías 16:10-13); es exactamente lo que muchos cristianos están haciendo, poniendo a un lado La Palabra de Dios y dirigiendo sus vidas por medio de su malvado corazón.
Dios es soberano y usa las circunstancias para darnos lecciones, a veces Dios pone personas malas o personas buenas en nuestro camino y a ambas las usa Dios para formar nuestro carácter, Dios tiene propósito en todo pues, “a los que aman a Dios todas las cosas nos ayudan para bien”. Lo que algunos consideran como malo, para Dios es bueno; debemos de aprender a ver a Dios en lo malo y en lo bueno, lo más fácil es decir: “lo bueno es de Dios y lo malo es del diablo”.
¿Estás dirigiendo tu vida conforme a tu criterio personal, haciendo a un lado el consejo divino?
II. DIOS IDENTIFICA EL PECADO COMO LA CAUSA DE NUESTROS PROBLEMAS.
“¿Por qué se lamenta el hombre viviente? Laméntese el hombre en su pecado” (Lamentaciones 3:39). Debemos de lamentarnos de aquello que causa los problemas y no de los problemas en sí, que son simples consecuencias; los lamentos o quejas son una costumbre generalizada. La gente se queja de su mala salud, de su situación económica, del jefe, de los compañeros envidiosos, del presidente del país, del mal carácter de su cónyuge, de los hijos mal agradecidos, de los amigos traidores, de los vecinos insoportables. Es fácil desenfocarnos y creer que nuestros problemas son las circunstancias, cuando lo que realmente destruye el entorno del ser humano es el pecado.
Muchas veces, las circunstancias son el resultado de nuestras malas decisiones, y por nuestra propia insensibilidad al pecado, nos consideramos víctimas cuando nos suceden cosas malas en la vida, “La insensatez del hombre tuerce su camino, y luego contra Jehová se irrita su corazón” (Proverbios 19:3), ¡la causa de los problemas del ser humano son sus pecados! Adán no tenía un mal vecino, ni un jefe difícil, no tenía dinero, no tenía casa, ¡todo lo que lo rodeaba era bueno!; pero fue su pecado lo que realmente hizo que perdiera la imagen de Dios en su vida, y trajera una ruina a toda la humanidad. Así que, lo único que debemos lamentar y cambiar es el pecado en nuestra vida.
III. DIOS QUIERE QUITAR EL PECADO DE TU VIDA.
“Escudriñemos nuestros caminos, y busquemos, y volvámonos a Jehová; Levantemos nuestros corazones y manos a Dios en los cielos” (Lamentaciones 3:40-41).
“Escudriñemos nuestros caminos”, esta es una instrucción que Dios nos da, para que busquemos y examinemos nuestra vida con un corazón sincero, de manera que podamos no sólo detectar el pecado activo, sino también que tengamos la determinación para cesarlo.
Buscar el pecado en nuestra vida es una tarea fácil, porque algunos ya los conoces, pero, si tienes dudas dile al Espíritu Santo que te revele tus pecados o más fácil todavía, pregúntale a tu esposa que te diga tus pecados, ¡ah!, pero, busca papel y lápiz para anotarlos, porque de seguro no serán pocos, pues ella te conoce muy bien, o si no eres casado, puedes preguntarle a los que están cerca de ti, ellos te dirán con facilidad cuales son.
“Volvámonos a Jehová; Levantemos nuestros corazones y manos a Dios en los cielos”, volverse a Jehová da la idea de darse la vuelta, es decir un arrepentimiento; si antes seguías al pecado ahora seguirás a Dios, viviendo una vida santa haciendo lo que agrada a Dios. Haz un plan para destruir ese pecado en tu vida y si no puedes hacerlo solo, pide consejería a una persona espiritual para que puedas alcanzar la victoria, lo que te permitirá crecer espiritualmente y tener una mejor comunión con Dios.
“Vosotros pensasteis mal contra mí, mas Dios lo encaminó a bien, para hacer lo que vemos hoy, para mantener en vida a mucho pueblo” Génesis 50:20.
Pastor Nelson Reynaldo Pérez
Director Gral. Cinco E Internacional
www.cincoe.org
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